El cambio de milenio vino arropado por un fuerte deseo de recuperar el pasado. Tal vez la entrada en una nueva época estaba cargada de expectativas aunque el impulso de una familia procedente de Soutelo de Montes decidió que, con la llegada del 2000, no se perderían los recuerdos más arraigados de la historia de la zona. Hace 16 años se fundó el Centro Etnográfico de Terra de Montes (Cetmo), sito en Soutelo. Estos días llora la muerte de su fundador, Constantino González Penas, un profesor y filántropo intentó combatir el devenir del tiempo.

Aunque el museo forcaricense nació en el 2000, el proyecto venía gestándose desde principios de los 90. González, natural de Soutelo, fue su principal impulsor pero contó con la inestimable ayuda de su mujer e hijos para la fundación del Cetmo. De hecho, su labor de investigación había llevado a varios miembros de la familia a recoger diversas piezas antiguas en las que se podía ver, oler y sentir la historia. De hecho, su incesante labor consiguió que en el año 2012 el centro comenzase a formar parte del sistema de museos y colecciones visitables de Galicia que elabora la Dirección Xeral do Patrimonio Cultural de la Xunta de Galicia.

El objetivo que perseguía González con la construcción del centro era contribuir a la divulgación e investigación de la cultura de la comarca, reflejada en los elementos materiales que consiguió recopilar con la ayuda de su familia. La colección, según aparece recogido en el portal del Cetmo, cuenta en la actualidad con 1.200 piezas, aunque solo 740 están expuestas.

El incansable trabajo de recopilación y estudio del modo de vida de las gentes de la comarca quedó reflejado en las piezas que recoge el centro soutelano. Sus gestores aseguran que los materiales que componen el museo sirven para dejar testimonio de cómo se vivía desde finales del siglo XIX hasta la década de los 60, antes de que llegase la fuerte oleada de la industrialización y el desarrollismo a la zona. Según declaran, las piezas no desprenden belleza o exotismo, sino que son el puente que conecta la sociedad actual con aquel estilo de vida protagonizado por deslomados campesinos. Aun así, las piezas expuestas desprenden olor a tiempos pasados y esconden un cierto encanto.

El museo soutelano, una antigua vivienda de arquitectura tradicional, está constituido por dos plantas en las que el visitante puede retroceder en el tiempo. En sus salas se pueden ver piezas relacionadas con el mundo de la infancia, de la vestimenta e incluso de piezas relacionadas con la religión. Cualquiera que desee profundizar en el pasado, puede acudir al Cetmo y observar viejos telares, ropa antigua o incluso un confesionario. Pero el museo también está alimentado por otros espacios dedicados a los oficios de cantero, carpintero o cerero, entre otros, e incluso una sala que testimonia uno de los acontecimientos demográficos de mayor repercusión en Galicia: la emigración. Además, el Cetmo cuenta con la reconstrucción de una cocina de leña y la exposición de objetos relacionados con el trabajo en el campo, como carros o arados.

El centro soutelano es de propiedad privada, aunque su directiva está vinculada con la asociación Verbo Xido. Según declaró en su día Alfredo González, hijo del fundador, el Cetmo se vio obligado a reducir su actividad por la falta de ayudas públicas. Aseguró que son las aportaciones económicas de la familia y del colectivo las que, en los últimos años, han servido para mantener en funcionamiento el Cetmo.

Constantino González dejó una huella imborrable en la comarca gracias a su labor recopilatoria. Su fundador consiguió dejar en Soutelo la memoria material de tantos campesinos y labriegos de la comarca y rindió culto a su tierra. Hoy y por siempre será el museo el que homenajee el incansable trabajo de González.