Los datos del paro con los que se cerró agosto deja las comarcas en una situación favorable, pues las cifras de desempleo caen a niveles de 2009, cuando la crisis ya era visible, aunque no todavía con la destrucción de puestos de trabajo que se encadenaría más adelante. Desde entonces el paro comenzó una espiral alcista y en los nueve concellos de la zona llegó a haber más de 6.500 vecinos sin trabajo, frente a los 4.125 que están ahora inscritos en las oficinas del INEM. Pero este importante descenso debe interpretarse en su justa medida, sobre todo teniendo en cuenta cuántos ciudadanos estaban activos entonces y actualmente. En noviembre de 2009 las cifras de desempleados era semejante a la de ahora -4.311-, pero entonces se contabilizaban 26.126 cotizantes y en el último balance de afiliaciones a la Seguridad Social aparecen 23.329; es decir, tres millares menos.
Las comarcas no son una excepción de lo que ocurre en términos generales: descenso del paro, aunque los niveles de trabajadores en activo siguen muy lejos de los años en los que la incipiente crisis económica no había provocado aún una destrucción masiva del empleo. Las situación, si atendemos a la relación paro-cotizantes, mejora en general en las comarcas, aunque no en todos los concellos. La contención del desempleo es casi constante en lo que llevamos de año en Deza y Tabeirós pues, salvo en febrero, cuando hubo un leve incremento en el número de demandantes, el recorte en el paro es relevante. Si el presente ejercicio se estrenaba con 5.002 desocupados y salvo el repunte del mes siguiente hasta 5.031, a partir de marzo el censo de anotados en las oficinas del INEM fue bajando constantemente. Así las cosas, en marzo había 4.851 vecinos a la espera de acceder al mercado laboral, en abril eran 4.826 y en mayo, 4.610. Durante el mes de junio el balance de desocupados se situó en 4.412 personas y en julio se produjo otro recorte importante en las listas del desempleo, bajando hasta los 4.166. En las últimas cuatro semanas otras 41 personas encontraron una ocupación laboral. Además, el paro bajó en la práctica totalidad de los municipios de la zona, mientras que donde subió tampoco lo hizo de una forma muy representativa. Durante el mes que acabamos de despedir Latín recortó en una veintena sus parados y A Estrada, en una docena. Por el contrario, en Silleda afectó a cinco personas más y en Vila de Cruces, a cuatro.
Si echamos la vista atrás y vemos qué censos de parados y de cotizantes había durante la última década, hay que indicar que el primer trimestre de 2013 fue el peor en cuanto a las cifras de desempleo. Además de que en abril de ese año se marcó el récord histórico de la década, las dos capitales de comarca rebasaban en ambos casos los dos millares de personas sin trabajo. En abril de ese año el paro afectaba en Lalín a 2.064 ciudadanos, por los 1.358 del pasado agosto. En A Estrada en enero del mismo ejercicio eran 2.393 y ahora son 1.501. Y en Silleda había al cierre del primer trimestre de 2013 un total de 758, por los 497 actuales. Con todo, y como ejemplo, hace justo nueve años en la capital dezana solo figuraban 638 personas sin empleo y 980 en A Estrada. En lo que atañe al número de afiliaciones a la Seguridad Social, en julio de 2006 las comarcas sumaban 27.324 activos, que subirían un año después hasta los 28.145. La mayor sangría en la destrucción de cotizantes se produjo en los dos años sucesivos hasta que en 2010 este censo había caído a 25.700. El mínimo se marcó hace tres años, con menos de 22.500. Y en los dos últimos la esperada recuperación volvió a colocar a Deza y Tabeirós por encima de los 23.000 cotizantes.
