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Cómo y cuándo se construyó la iglesia de Lalín

La orden definitiva de la subasta de la primera sección de las obras recayó, en 1902, en José Miguélez Gil por 49.576 pesetas

Fachada del templo y Praza da Igrexa de la localidad. // Bernabé

Fue en el año 1865, cuando para la construcción del nuevo templo parroquial de Lalín, el Ministerio de Gracia y Justicia publicó la primera Real Orden para su construcción, pero las sucesivas subastas parciales siempre fueron declaradas desiertas. Tras la Real Orden del 5 de diciembre de 1900, la Junta Diocesana de Reparación de Templos del Obispado de Lugo sacó, en el Boletín Oficial del Obispado el 14 de enero de 1901, a subasta las obras de la Primera Sección del Templo Parroquial de Lalín que comprendía desde la construcción de cimientos hasta terminar los muros, bajo el tipo de presupuestos de contrata, por importe de 49.576, 40 pesetas y lo publica en la Gaceta de Madrid el 18 de enero de 1901, por tanto la construcción se fraccionó en dos secciones. En la memoria que acompañaba al proyecto, el propio Arquitecto Provincial y Diocesano de Lugo, Nemesio Cobreros reconoce que el importes es bajo, aunque los vecinos de Lalín aportaban el solar, según la memoria de 1898, en la que decía: "cumple con las condiciones que hoy debe reunir el templo parroquial que se construya en Lalín, aunque sería una quimera pretender ejecutar las obras por la misma cantidad consignada en el proyecto antiguo, ni los servicios de prestación son iguales a los de entonces, pues el vecindario se limita hoy a costear el solar (...)

La orden definitiva del Ministerio de Gracia y Justicia referente a "la subasta y adjudicación de las obras de la primera sección de la construcción del templo parroquial de Lalín a favor del único postor", fue del 14 julio pero la fecha de salida del Registro Central del Ministerio fue el 17 de Junio de 1902, por medio de comunicación oficial manuscrita dirigida al interesado, José Miguélez Gil, por la cantidad de 49.576,40 pesetas, de las que se librarían dos mil en el presupuesto vigente de 1902, quince mil en el de 1903 y el resto descontadas dos mil por aprovechamiento de materiales, en el de 1904, debiendo el señor Miguélez "otorgar la correspondiente escritura, en caso de que acepte la adjudicación en estas condiciones y disponer que por la Junta Diocesana se dé cuenta del principio de las obras, se remitan al ministerio dos copias de dicha escritura o se devuelva el depósito al rematante si no aceptase esta adjudicación".

Fue aceptada y el 17 de julio de 1903 se firmó un contrato privado entre José Miguélez Gil, soltero mayor de 23 años, vecino de Lalín y José Suárez Couso, viudo y vecino de San Martín de Salceda, distrito municipal de Pontevedra. Mediante este contrato, el primero manifiesta haber contratado con el segundo la construcción de los cimientos, muros y torre de la nueva iglesia parroquial, "o sea la obra de cantero que costea el Estado". Solo se trataba de la "Primera Sección", ya que en ninguna parte se mencionan techos ni otra cosa de la Segunda Sección, salvo en la Memoria de 1897 que acompañaba al proyecto del Arquitecto Diocesano, en que aparecía un presupuesto de 15.005,61 pesetas. La segunda sección comprendía la armadura y cubierta, los suelos y las escaleras, enlucidos y cielos rasos, carpintería de taller, y herrería.

El documento del contrato fue firmado (probablemente por los integrantes de la Junta Parroquial) por los siguientes vecinos: José Suárez, José Miguélez, Benito Antonio Calviño, Luciano Teijeiro, Nicasio Blanco, Emilio Madriñán, María Lajosa, Ramiro Goyanes, Domingo Enrique Aller, Perfecto Goyanes, Teófilo García, Ángel Gontán, Manuel Villaverde, Amancio Moure, Ulrico Fociños, José Asorey, José Areán, Ricardo Crespo y Jacinto Rodríguez. Como testigos firman Eulogio González y Saturnino Valdés.

El 22 de diciembre de 1903 el Ministerio ordenó pagar a Miguélez Gil, "contratista de las obras de reparación del templo parroquial de Lalín", la cantidad de 2.077,96 pesetas con cargo al Capitulo 16, Artículo 2º del presupuesto vigente, como importe de "las obras por él ejecutadas en el mes de octubre y primera quincena de noviembre".

José Miguélez cumplió su contrato con el Estado (la obra de cantería que costeó el Estado), sin tocar la iglesia de San Martín de Lalín de Arriba de la que era propietario según la Cláusula Primera-8ª, porque según un documento ante el notario Domingo Enrique Aller, de 15 de octubre de 1905, según el cual ocho feligreses: Domingo Trabazo, Benito Abeledo, Andrés Fernández, Antonio Ferradás, José María Abeledo, José Trabazo, Camilo López y Benito Álvarez, vecino de la extinta parroquia de San Martín de Lalín, junto con el obispo Benito Nurúa López, se la compraron al contratista José Miguélez Gil y al subcontratista José Suárez Couso, con quien había contratado "la ejecución de los muros y torre de dicho templo parroquial", los materiales derivados del derribo "de la Iglesia Vieja llamada de Lalín de Arriba". El valor de dichos materiales sobre los que había adquirido derecho Suárez Couso, se estimaban, tomados en cuenta los gastos en jornales, demolición y acarreo, en la cantidad de 2.500 pesetas de las cuales declara ya haber recibido mil pesetas a cuenta por parte del obispo de Lugo Benito Murúa López (sic) y por el saldo de 1.500 pesetas restantes"se obligan solidaria y mancomunadamente" los ocho cesionarios, a satisfacción de Suárez y "antes del día 9 de diciembre del mismo año, bajo pena de sanción, costas, daños y perjuicios". El obispo tiene sus dudas porque se hace constar que"sean cuales sean las vicisitudes de este contrato, no responderá de más cantidades de las que ya tiene entregadas sin contraer ninguna otra obligación y figurando tan solo como adquirente en la proporción con que ha contribuido".

Todo se hizo conforme a lo estipulado, pero la Iglesia de Santa María de los Dolores de Lalín, seguía sin terminar en 1905 y aun seguía sin terminar en 1910 y 1912. Por fin, terminadas las obras, siendo cura párroco José María López Castro, tuvo lugar la inauguración y bendición del nuevo templo a las diez de la mañana del día 19 de marzo de 1919, por el obispo de la diócesis Lugo, Manuel Basulto Jiménez, al que acompañaban Buenaventura Cañizares, canónigo y secretario de visita (antiguo cura de Lalín), Teolindo Gallego González, penitenciario de la Basílica de Lugo y Rector del Seminario y Antonio Cedrón Grandas, maestro de ceremonias; a la que asistieron las autoridades municipales: el juez de Instrucción Gerardo Fentanes, el juez municipal Samuel Goyanes, el primer teniente de alcalde Pablo Palmaz y el jefe de línea de la Guardia Civil, Gutiérrez y todo el pueblo de Lalín.

La cúpula de la torre o campanario del nuevo templo de Lalín quedó sin rematar (aunque los planos de 1895 la contemplan) hasta unos cincuenta años más tarde, cuando el párroco Victoriano Sucasas, la termina tal como la vemos en la actualidad y además le añadió dos naves laterales ya que se había quedado pequeña para acoger a todos los fieles. En realidad, el documento solo menciona "los muros y torre del nuevo templo parroquial", (torre de 9 metros de altura, según el presupuesto y la altura de la torre nunca podría ser inferior a los 11,30 metros originales de los muros) por lo que cabe suponer que, tal vez intencionalmente no se terminó porque efectivamente en Lalín hubo una fortaleza o Torre y la parte más antigua era conocida como A Torre, no se había previsto el remate en cúpula, algo que ni se menciona en tan minucioso contrato y por eso quedó sin terminar.

La plaza que hay delante de la iglesia fue urbanizada posteriormente y la fuente que había en ella se mantuvo hasta que en 1956 se construyó el edificio del Banco de La Coruña, actual Casino, cuando la fuente fue desmontada (actualmente está, tal cual, en Albarellos) y el manantial fue derivado a una nueva fuente en un lateral de dicho edificio pero pronto fue sellada y tapada por cuestión de humedad y nuevamente derivada a la que vulgarmente se conoce como Praza das Pipas, antes llamada Calvo Sotelo y ahora oficialmente, Praza da Torre.

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