El pescador estradense José Manuel Ríos Sueiro tuvo ayer su "día de suerte". Se levantó pronto y, tras llevar a su nieto al colegio, decidió ir de pesca al río Curantes. Es un río modesto, un afluente del río Liñares -afluente a su vez del Ulla- que apenas lleva la mitad de agua del río en el que finalmente desemboca. Pero ayer quiso premiar la fidelidad de este vecino de Lagartóns con una trucha XL.
Prácticamente, fue "llegar y llenar" la cesta con un solo ejemplar. Apenas llevaba media hora pescando en el coto de Rubín -en las inmediaciones de la iglesia de San Xurxo de Cereixo- cuando, alrededor de las 10.30 horas, notó que un ejemplar de gran tamaño había mordido la suculenta cucharilla con la que le había tentado. Sorprendido por el tamaño de la pieza, José Manuel Ríos Sueiro tuvo que tirar de sus 30 años de experiencia para saber salir airoso del reto al que se enfrentó durante más de 5 minutos. Pensó que si tiraba, el peso de semejante "animal" rompería el fino sedal que utiliza para capturar las truchas de entre 19 y 22 centímetros que suele capturar en ese ámbito. Así que pensó que lo mejor sería "dejar que se cansase". Así lo hizo. La dejó moverse "para arriba, para abajo" y cuando la trucha ya no pudo más, se adentró en el río y la cogió con sus manos. "La disfruté un montón", admitía, sonriente, horas después. "Me lo pasé muy bien, muy bien, muy bien. Ver para creer. Si me lo cuentan de otro, diría que la capturó en el Ulla", señalaba.Era un precioso ejemplar de 53 centímetros de longitud y 1,700 kilos de peso.
Avisó al guarda de Río Ulla, Ramiro Aller, que ya había visto este año una trucha de 50 y pico centímetros pero capturada en el Liñares. Luego, le enseñó este lustroso ejemplar a sus mejores amigos. Con esta "anécdota para toda la vida" impresa en su memoria, luego se dirigió a casa -sita en la carretera de la playa fluvial- para compartir la trucha con su familia. Proyecta disfrutarla en la mejor compañía: la de su mujer y sus nietos.
