"Venimos un poco mazados pero el cuerpo aguantó hasta el final, que es lo importante", explica Javier Vázquez tras siete jornadas recorriendo las dunas y montañas de Marruecos. El piloto estradense llegó en la noche del pasado domingo a A Estrada junto a su compañero Manuel Arca tras afrontar y superar el gran reto del Petit Dakar, una aventura de más de 2.000 kilómetros que puso a prueba su condición física y la de sus monturas. Completado el reto, Vázquez valora positivamente la experiencia vivida, tanto por la exigencia como piloto como por la posibilidad de descubrir el país marroquí.
"Venimos marcados, tanto por lo que tuvimos que superar como por todo lo que nos encontramos allí. Descubrimos un pueblo que no conocíamos. Vas por el medio del desierto, tras horas sin cruzarte con nadie y de repente te encuentras a unos niños de cinco a ocho años con un rebaño de cabras. En medio de la nada. Es increíble", relata el piloto estradense. En cuanto a la prueba, Vázquez destacó las numerosas horas que tenían que pasar sobre la moto en cada una de las siete jornadas. "Había tramos de arena, otros con lluvia, otros con mucho viento... Era tremendo, muy duro. Cruzabas planicies enormes en las que no veías nada, solo arena, pero también tenías que subir montañas", manifestó.
A pesar de la dureza no hubo que lamentar ningún incidente, salvo algún retraso por pinchazos o por el largo recorrido que los hacía llegar al campamento cuando el frío comenzaba a hacerse notar. Vázquez destacó además el buen ambiente creado entre los ocho participantes en esta aventura en la que recorrían un trazado utilizado en su día en el París-Dakar. Vascos, madrileños, cántabros y granadinos se unieron a los dos gallegos para amenizar las largas noches y ayudarse en el duro día. "Estamos muy contentos con todo lo que hemos vivido. No nos importaría repetir otro año", manifestó el piloto.
