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Un San Francisco del siglo XXI hace noche en A Xesta

Un monje belga que reivindica la vuelta a los orígenes fue acogido por una familia en su peregrinación hacia Astorga

El franciscano pide al cura Marcos Torres la bendición del peregrino. // A.L.V.

Los peregrinos que realizan en solitario el Camino de Santiago tienen motivos diversos para completar sus largas travesías. Profundas convicciones religiosas o la búsqueda de una experiencia vital son algunos de los argumentos para alcanzar la Praza do Obradoiro. Pero para alcanzar Compostela existen múltiples caminos y en algunas ocasiones estos viajeros repiten experiencia. Su fe cristiana y la búsqueda constante de la obra de Jesús fue la que animó al franciscano Serge Legaye a comenzar una peregrinación por toda Europa hace quince años. Ahora, con 46, continúa recorriendo lugares de culto con dos únicos motivos: La evangelización y su voto de pobreza. Su experiencia recuerda a la de san Francisco de Asís, quien hace más de 800 años peregrinó a Santiago -la efeméride se cumplió en 2014-, pues este caminante solo lleva consigo su documentación, algún mapa y las credenciales de un peregrino que lleva más de 40.000 kilómetros recorridos a pie.

Sergio María, identidad que tiene como religioso, fue encontrado el miércoles por la noche al lado del centro social de la parroquia lalinense de A Xesta. Descalzo, ataviado con un hábito y acompañado de una burra, su presencia despertó la curiosidad de algunos vecinos. Al percatarse que estaba orando y luego de que Serge pidiese disculpas por si su presencia incomodaba a la aldea, aceptó la invitación de una familia para pasar la noche en su casa. Julio y María son los propietarios de la única panadería de la aldea y en su vivienda durmió este franciscano antes de retomar, ayer a primera hora de la mañana, su ruta por el Camino de Invierno hacia Astorga. Serge va acompañado por una burra, a la que llama Blanca, y que compró días atrás en la localidad pontevedresa de San Xurxo de Sacos. Este mendicante consiguió en Pontevedra los recursos necesarios para hacerse con el animal, que ahora lo acompañará al menos hasta Astorga. En los últimos tiempos, Serge, natural de la cuidad belga de Andenne, estuvo en Italia, Francia, Portugal y otros países a expensas de la generosidad de la gente para, también alimentarse. Por eso se muestra especialmente crítico con los franciscanos que lo vieron en Santiago o Pontevedra en la calle y no lo invitaron a entrar en sus monasterios a refugiarse o comer. "Veo el hotel de San Francisco de Santiago y no entiendo eso", explica Serge, mientras pide al sacerdote lalinense Marcos Torres la bendición del peregrino.

Este caminante, afable y conversador incansable, tiene un objetivo: llegar a Astorga para ser recibido por su obispo y crear en una vieja iglesia un lugar de recogimiento y culto. Su vida, dice, está desde hace años alejada de los monasterios y así desea continuar, como un franciscano mendicante que trata de emular a Jesucristo. En su recorrido por el Camino de Invierno tenía previsto llegar ayer a Rodeiro para, una vez allí, conocer el santuario de la Virxe do Faro y continuar por esta ruta hacia Castilla y León. Serge se muestra crítico con ciertas posiciones de la Iglesia Católica y afirma que uno de los problemas de que tienen los religiosos "es que se avergüenzan de serlo. Se olvidó el mensaje de Jesús, también el de la pobreza y la Iglesia no es de ricos o de pobres; es de todos", resalta. Del Papa Francisco, al que defiende, valora su coherencia y pone como ejemplo su negativa a usar la residencia papal del Vaticano.

Mientras la familia de a Xesta le prepara unas improvisadas alforjas a su burra, admite que aceptaría una tienda de campaña para refugiarse. Su intrahistoria quedó impregnada ayer para los vecinos de A Xesta que lo conocieron por azar.

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