-Como historiador afincado en Granada, ¿qué le pareció la reciente polémica sobre la celebración de la Toma de Granada?
-Éste es un tema complejo. A mi juicio, la celebración en la ciudad de lo que es el punto de partida de la Granada moderna no connota ningún aspecto negativo. Ahora bien, si aquellos que celebran piensan que la celebración rememora el triunfo de una religión contra otra, la confrontación bélica o tiene algún matiz despectivo se equivocan incluso en el punto de vista histórico.
-¿Por qué piensa que hay gente hoy en día que dice habría que dejar de celebrar el Descubrimiento de América?
-En primer lugar habría que diferenciar entre el Descubrimiento y los hechos perniciosos que se pudieron derivar de él. Descubrir es siempre positivo, amplía. Además hay que salir de nuestra concepción eurocéntrica en la que vemos el Descubrimiento desde una parte del Atlántico. Sin embargo, América también descubrió al resto del mundo antiguo. El Descubrimiento se debe concebir como un viaje de ida y vuelta, y este viaje lo hacen hombres, mujeres, alimentos, imágenes, o las iconografías que renuevan los discursos en la arquitectura, escultura y la pintura, aquí y allí. No solamente son las naos y galeones lo que unían ambos mundos. Este hecho histórico debe celebrarse a cada lado del Atlántico de forma conjunta en la que se proyecte lo que nos une. Tampoco creo que exista un complejo histórico o al menos no debe ser así. Juzgar con ojos del siglo XXI los hechos del pasado es un profundo error. Ni la ética ni las costumbres pueden compararse; ¿qué pensarán de nuestras prácticas dentro de cinco siglos? No obstante, hay que desaprobar e impugnar los abusos y las violaciones que indudablemente se hicieron.
-¿Queda todavía mucho por conocer de esa interesante etapa de la Historia de España?
-Por supuesto, es un tema siempre vibrante y dinámico. En nuestra mano está el hacerlo.
