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Pablo Carrón Reboredo: "Las actividades extraescolares sí se pueden adaptar"

"En Lalín se dieron casos de colegios que no aceptan a un niño por su discapacidad"

Pablo Carrón, ayer, en un centro comercial de Lalín. // Bernabé/Gutier

Pablo Carrón acaba de poner en marcha, junto a un grupo de padres de niños con diversidad funcional, la Asociación de Rapaces e Amigos con Necesidades Especiais, Aranes. Tras conocerse su existencia a través de los medios de comunicación, el colectivo ya tiene inscritos a 17 chavales, así como a 180 socios que o bien son familiares y conocidos de estos niños o bien están concienciados y solidarizados con su lucha en el día a día.

-Una de los principales motivos por los que se creó la asociación es conseguir atención de especialistas para el tramo de edad entre los 7 y los 18 años. ¿Hasta qué punto llega esta deficiencia?

-Desde que se detecta en el bebé una diversidad funcional, a través de la Unidad de Atención Temprana hay un médico rehabilitador o un fisioterapeuta hasta los seis años. Cuando el niño llega a esa edad, al margen de cuál sea su situación, se le da el alta. Así que a partir de aquí no tenemos a ningún especialista de la Seguridad Social, aunque sí se puede encontrar alguna ayuda a través de los recursos del colegio, como un médico especialista en psicomotricidad o un fisioterapeuta. En los centros educativos, la mayoría de los niños con discapacidad tienen un cuidador asignado por la Xunta, que vela por la integridad del niño, pero es que no en todos los colegios hay profesores de pedagogía terapéutica o de audición y lenguaje. Ha habido casos en Lalín en los que los colegios no aceptan a un niño por su discapacidad debido a la falta de personal especializado. También es cierto que muchas veces es el propio cole el que tiene que canalizar estas demandas de expertos, una vez que tiene un niño con necesidades especiales.

-¿Supondría un gran desembolso por parte de la administración?

-Lo que sí puedo decir es que es un gran gasto para los progenitores, porque en los colegios ordinarios te derivan a otros centros específicos para niños con autismo o parálisis cerebral, que al final tiene un coste de 300 euros al mes por 3 días a la semana. Y esos centros no están en Lalín, sino en Santiago, Vigo o A Coruña. A ello hay que sumarle gastos en el logopeda, en torno a 200 euros por dos horas a la semana, o las sesiones de fisioterapia, a razón de 30 euros cada una.

-Otro de los objetivos de la entidad que preside es la organización de actividades extraescolares para estos niños.

-Así es. Nuestros hijos precisan un apoyo constante si quieren realizar actividades extraescolares, que sí pueden adaptarse, pues pueden tener un aporte extra para que puedan realizarlas. Lo cierto es que estamos a años luz de que se adapten, pero puede hacerse. Nosotros buscamos, ante todo, una mentalidad inclusiva.

-¿Qué proyectos quieren hacer realidad a medio plazo?

-Queremos diseñar, precisamente, un programa destinado al ocio y tiempo libre de estos niños con diversidad funcional, en el que también tienen cabida pequeños que no presentan estas características. También nos resulta muy necesario disponer de un logopeda o una terapeuta ocupacional, que abarca un gran número de actividades, y ver si nuestros hijos pueden tener acceso a servicios que existen en Lalín como un fisioterapeuta.

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