Propicia una imagen de estampa, pero también genera malestar entre los residentes y propietarios de predios colindantes. Vecinos de la parroquia cruceña de Portodemouros denuncian que la crecida del embalse impide el acceso a fincas y plantaciones. Muchas de ellas han quedado sepultadas bajo el agua, y a otras es imposible llegar porque los caminos están inundados.

Las abundantes lluvias caídas a lo largo del invierno han contribuido a llenar el pantano, que se encuentra al 97,98% de su capacidad. Es el dato que se desprende de la última medición realizada, el pasado día 5. Entonces la cuenca almacenaba 291 hectómetros cúbicos, un nivel muy próximo a su capacidad máxima, situada en 297. Las cifras actuales de acopio son muy superiores a las de la misma semana de 2012, en que acumuló 87 hectómetros (el 29,29%), y casi el doble de la media de los últimos diez años por esta época, situada en 165 hectómetros, el 55,69%.

La crecida afecta a plantaciones agrícolas y forestales, algunas de las cuales están sepultadas. En algunos puntos pueden verse las puntas de los pinos asomando sobre el agua, y hay pistas de monte cubiertas. Fenosa, la concesionaria de la explotación, ha señalizado varios caminos para prohibir el paso, lo que impide que los vecinos puedan llegar a fincas situadas en zonas de monte, según apuntan los afectados. "La obligación de la empresa era haber hecho una carretera bordeando el embalse para que, cuando el pantano esté lleno, como ahora, se pueda acceder a las fincas, pero no lo hizo", explica José Luis Carril, portavoz de la Asociación de Afectados polo Encoro de Portodemouros. Este tipo de infraestructuras sí se acometieron "pero solo en algunas zonas" de la parroquia de Loño y de Beigondo (perteneciente al Concello de Santiso), pese a que la firma "está obligada" a garantizar el acceso, según Carril.

Desde 1967 -año de su construcción- han sido contadas las ocasiones en que el embalse alcanzó los índices actuales, aunque en sus inicios sí era frecuente verlo lleno. Recuerda el portavoz de los afectados que hace aproximadamente una década, presentó una estampa similar a la de hoy, pero que desde entonces no volvió a repetirse. Tampoco infraestructuras realizadas con posterioridad a la construcción del pantano tuvieron del todo en cuenta la capacidad máxima del mismo, de ahí que ahora pistas abiertas con la concentración parcelaria queden bajo el agua.

Sin embargo, los alcaldes de los dos ayuntamientos de la zona afectados, el de Vila de Cruces, Jesús Otero; y el de Agolada, Ramiro Varela, coinciden en señalar que al menos parte de las fincas anegadas ya fueran expropiadas en su momento, aunque sus expropietarios continuaron cultivándolas porque "el agua llevaba años sin alcanzar la cota máxima", apunta Otero. Entre ellas hay plantaciones de pinos y parcelas de labradío. El gobierno cruceño lleva unos quince días vigilando los niveles. "Vamos a comprobar la superficie de coronación, pero entendemos que hasta la cota está todo expropiado; mientras no llegue, no podemos hacer nada", señala.

Por su parte, el regidor agoladense asegura que no tiene constancia de ninguna queja vecinal. "En Brocos el nivel máximo del pantano no llega a fincas privadas, y el resto están expropiadas", aclara. En la zona incluso hubo vecinos que recompraron a Fenosa los predios que no alcanza el agua, para poder seguir utilizándolos.