Lois Docampo / A ESTRADA

El médico estradense Alfonso Varela Durán recibió el pasado miércoles la Medalla de Honor de la Academia Médico Quirúrgica de Santiago, en reconocimiento a su larga y fructífera trayectoria como médico y su trabajo dentro de la propia academia. Varela sigue ejerciendo su especialidad en Medicina Interna en el Policlínico La Rosaleda.

- Un premio de este tipo quiere decir que lleva usted mucho tiempo en esta profesión...

- También pero tampoco es un premio de jubilación. La medalla viene porque yo cuando se inauguró la academia al poco tiempo formé parte de la directiva y participé en muchas de sus iniciativas. Además, presenté allí muchos casos clínicos. La actual directiva, revisando las actas y al ver la cantidad de casos clínicos que yo había preparado y la cantidad de mesas redondas en las que había intervenido, consideró que debían concederme la insignia. Además, yo presenté por ejemplo el primer caso que se detectó en Galicia de un tipo de Lupus. Es decir fue por méritos míos en relación con la academia, sobretodo porque había publicado y precisado muchos casos en la academia y también participé y moderé muchas mesas redondas. Me la podían ofrecer por mi prestigio como médico aquí pero preferí que lo hiciesen así porque era más real dentro de lo que son las medallas, en donde en algunos casos los méritos son relativos. En este caso creo que esos méritos los tengo.

- ¿Cómo vivió la historia de la academia desde su creación hasta la actualidad?

- Fui directivo en muchas ocasiones y en un total de quince años. Fui dos veces vicepresidente y pude haber sido presidente. En resumidas cuentas una intensa actividad académica y científica. Por eso mismo viene esta medalla.

- Cuando habla de fundación, ¿a qué año se refiere?

- El otro día el actual presidente de la academia que dijo que en el 61 pero yo creo que fue en el 59. Cuando se fundó la academia yo estaba recién establecido en Santiago. En aquella época el nivel de los médicos que había en Santiago era muy alto y establecerse allí era un poco difícil. Precisamente, el hecho de empezar a presentar casos en la academia me dio cierto prestigio entre los médicos compostelanos. Para mi fue muy importante en ese sentido. Antes de la academia no había ningún sitio en Santiago donde poder exponer o participar en debates.

- Hablamos de muchos años atrás pero sigue usted ejerciendo...

- Sí, sigo ejerciendo. Consulto cómodamente, mucho menos que antes. En la charla de la entrega de medalla dije que yo tengo una amnesia total sobre mi edad cronológica así que sigo mi edad biológica. Me encuentro perfectamente y me sigue apasionando la medicina. Consulto en el policlínico La Rosaleda en donde hay toda serie de material de exploración, por lo que es todo muy cómodo. Pienso que es bueno no jubilarse mientras uno pueda. Los médicos dicen que para que el cerebro no se detenga hay que estarlo activándolo continuamente.

- Y ahora cumple usted 49 años ejerciendo de jefe...

- Sí aunque yo nunca hice medicina en la Seguridad Social, siempre hice medicina privada. Si fuera por la Seguridad Social ya estaba jubilado pero privadamente me jubilo cuando quiero. Yo siempre digo que considero más médico hoy que cuando tenía treinta años. La cabeza la tengo bien y tengo experiencia. Hoy en día cualquier médico que se preocupe un poco está siempre al día porque hay muchas fuentes de información. Antes sucedía con los médicos rurales, que iban perdiendo y perdiendo porque no había información, sólo unas revistas que se vendían en las grandes ciudades.

- Va viendo bien luego la adaptación a los nuevos tiempos.

- Antes se realizaba una medicina más de contacto. Había un poco más de relación con el enfermo de la que puede haber hoy. En estos tiempos la medicina es muy buena y sobretodo tiene un alto nivel tecnológico. Quizá, no por culpa de los médicos sino por la falta de tiempo, hay menos momentos para hablar con el enfermo, que es algo fundamental. La medicina de contacto con relación a mis tiempos cambió porque antes eran muy necesarios los datos clínicos pero hoy en día con poca historia clínica se puede diagnosticar a un enfermo gracias a los nuevos avances tecnológicos.