Un claro ejemplo de lucha contra las consecuencias de la reestructuración financiera son los vecinos de Baión, la parroquia más rural de Vilanova de Arousa y una de las que acumula un mayor porcentaje de población con edad avanzada. Pero los años que muchos residentes llevan a cuestas no les frenaron para movilizarse con el propósito de lograr que la oficina de la extinta Novagalicia Banco continuase abierta.

Los vecinos se concentraron varias veces delante de la sucursal al estar en completo descuerado con las intenciones de la entidad financiera: cerrar la oficina y colocar un cajero automático en el centro de salud. La parroquia protestó pero Novagalicia no cedió, por lo que los residentes comenzaron a negociar con otros bancos para que se instalasen en Baión y así evitar quedarse sin servicio financiero. Finalmente el Santander abrió una sucursal en Baión que duró apenas tres meses en funcionamiento, por lo que en la actualidad los vecinos carecen de banco alguno.

La oficina de Novagalicia Banco se abrió al público en Baión en 1976 para facilitar a todos los vecinos del rural el acceso a los trámites bancarios. La mayor parte de los habitantes de esta parroquia tenían sus ahorros ingresados en esa sucursal y se sintieron muy molestos con la empresa, al priorizar otros intereses por encima de los pequeños ahorradores que ayudaron a la entidad a crecer en su día.

No solo los vecinos de Baión utilizaban la oficina. También los de parroquias como Paradela (Meis) y Godos (Caldas de Reis) recurrían a esa pequeña sucursal bancaria situada al pie de la carretera PO-531, una ubicación que también le ha costado ser víctima propicia para varios atracos.

El traslado de los ahorros a la oficina de As Carolinas (entre finales de 2012 y principios de 2013) supuso un serio contratiempo para los vecinos, pues debían desplazarse y muchos de ellos eran personas mayores.