"Zao" cierra. La discoteca que durante muchos años fue el buque insignia de la "movida" cambadesa abrirá por última vez el 6 de mayo. Inicialmente, estaba previsto que cerrase este sábado, pero han decidido retrasarlo una semana porque a principios de mayo se celebran las confirmaciones en Cambados, y los jóvenes que acuden habitualmente a la discoteca le han pedido a la familia Daporta que les den una semana más para despedirse. Con "Zao" se marcha de las poquísimas marcas de la hostelería nocturna de los años 80 que quedaban en O Salnés.
-¿Cómo era la "movida" en O Salnés en 1984?
-Estaba sobre todo en Vilagarcía y O Grove. En Vilagarcía la gente iba a Musgo, Don Ricardo o Tótem, y en O Grove, a Escorpio. Canelas, en Sanxenxo, aún era una sala de fiestas, y en Cambados lo único que había era Beilú, en A Cabana.
-¿Por qué se aventuró una familia de depuradores en el negocio de la hostelería nocturna?
-Éramos jóvenes, andábamos por la "movida" y nos gustaba la música. Desde un punto de vista empresarial, pensamos que podía ser un complemento a nuestra actividad principal. Pensábamos que una discoteca funcionaría sí o sí.
-¿Y por qué se establecieron en el centro de Cambados? ¿No era más fácil irse a Corvillón y aprovecharse del tirón de Beilú?
-En Cambados ya teníamos un bajo, con lo que solo necesitábamos invertir en la reforma.
-¿Qué significa Zao?
-Es una referencia al sauce. Queríamos que el nombre evocase bienestar, algo verde, natural...
-Una de sus señas de identidad es que nunca renunciaron a cobrar entrada, pese a que la tendencia parecía apuntar al acceso libre.
-Era una manera de garantizar un cierto orden. Y aunque se pagaba la entrada, después la consumición era también más barata. Otra cosa que hacíamos era poner diferentes precios y ofertas según la hora a la que entrabas.
-¿En qué estado de salud se encuentra la "movida" cambadesa?
-Está bajo mínimos. El viento paró de soplar y la gente está plegando velas. Terminó su ciclo. Pienso que seguirá habiendo "movida", pero ya de otra manera, con más terrazas y otro ambiente, quizás.
-¿Qué la ha matado?
-Yo diría que en estos años hubo tres cosas que la fulminaron. Por un lado está el tiempo. De unos años a esta parte hace más calor y llueve menos, con lo que la gente pasa más tiempo fuera, en las terrazas o haciendo botellón. Una discoteca lo que necesita es frío y lluvia. En segundo lugar, el botellón. Y en tercero está claro que afectó la crisis. Ahora sale muchísima menos gente. Los mayores de 30 años y las parejas ya prácticamente han desaparecido.
-¿Qué podría hacerse para revivirla?
-Lo primero, armarse de paciencia a tope, porque los cambios no son de un día para otro. Y habría que adoptar medidas, como vigilar más de cerca el botellón y los locales ilegales. Y permitir el acceso a los establecimientos a partir de los 16 años, lógicamente sin servirles alcohol.
-¿Habrá alguna sorpresa especial este sábado?
-Yo quiero abrir como un día normal, no quiero cambiar nada. Lo que tenga que pasar, ya pasará.
-¿Alguna vez hicieron la cuenta de las parejas de Cambados y del resto de la comarca que se conocieron en Cambados?
-No, nunca las conté, pero está claro que fueron muchísimas. Hay que pensar que hasta no hace mucho no había internet y determinadas canciones solo las escuchabas en las discotecas. La gente se volvía loca con la música lenta.