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Viajar a Pontevedra entre mil y una rotondas

El trayecto de Vilagarcía a la capital se ralentiza por los numerosos obstáculos en la vía

Zona en la que se lleva a cabo la nueva glorieta en la carretera a Pontevedra. // Iñaki Abella

La carretera de Vilagarcía a Pontevedra suma otra glorieta que dará acceso al escondido polígono de Sequeiros, bastante desconocido en O Salnés pues se encuentra oculto tras los terrenos de la ITV de Barro. Esta pasada semana comenzaron las obras que obligaron a cortar un carril en unas obras que aunque de momento no interrumpen aunque ralentiza el tráfico de vehículos.

Se trata de una rotonda más en veinte kilómetros por una carretera por la que al día circulan unos 20.000 vehículos de promedio, de modo que su recorrido parece interminable.

En esos 20 kilómetros que separan Vilagarcía de Pontevedra se han instalado media docena de cruces circulares si se cuentan desde Os Martices, Godos, Vilanoviña, Paradela, los dos de Curro, el nuevo que se ejecuta en Sequeiros, Alba, Campañó y O Bao, por lo menos.

Sin duda mejoran la seguridad en el tráfico pero en ocasiones complican la circulación de un modo exagerado.

Esta misma semana el paso de un camión con una gigantesca viga para una infraestructura viaria -con todo menor que la problemática dovela de Rande- se complicó tanto en las glorietas que precisó la regulación de la Guardia Civil de Tráfico que cortó el paso para permitir el giro en estas figuras geométricas que trazan las administraciones en aras de la seguridad.

Como se comprobó esa noche -de día sería imposible mover la pieza- el tráiler y el remolque solo pudieron pasar trazando una línea recta, es decir a través del carril de sentido contrario del macronudo.

A cambio el tráfico ordinario recibe muy pocas ventajas pues aunque no hace muchos meses se acometió un proyecto de renovación del asfalto, el parcheo fue tan débil que ya está de nuevo agrietado.

Mientras tanto, el proyecto de autovía de Curro a Vilagarcía permanece guardado en un cajón de la Xunta y la alternativa de liberar el peaje entre Curro y Pontevedra también se queda en simple entelequia. Lo mismo que la A-57 por la que habrá que seguir esperando durante años, cuestión que compete a Fomento.

Los conductores que realicen el trayecto a Pontevedra, o viceversa, tendrán que seguir apostando por la "resignación" y saber que cada día tendrán que tardar algunos minutos más en cubrir el trayecto a paso de tortuga. A las ambulancias, a los bomberos y a la policía también les afecta, aunque menos.

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