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La última aventura del "Santa Isabel"

Cuatro adolescentes de la isla de Sálvora ayudaron a las víctimas con riesgo para su integridad

La maqueta y otros objetos relacionados con el "Santa Isabel" en una exposición en O Grove. // Muñiz

La noticia rezaba del siguiente tenor literal: "Hoy a las 8 de la tarde entró en bahía el vapor Cabo Menor, de la compañía Vasco Andaluza, que procedía de Villagarcía, de cuyo puesto salió ayer a las dos de la tarde".

Al zarpar este buque de Vilagarcía, todavía se ignoraba en aquella ciudad la pérdida del "Santa Isabel".

Pero el "Cabo Menor", al pasar cerca de la isla de Sálvora, vió flotar baúles y otros objetos, y a unos dos metros sobre el agua observó también el palo de proa de un buque. Por la cofa de dicho palo, pudo comprobar que el vapor perdido era el "Santa Isabel".

Dio cuenta del naufragio y continuó su viaje a Coruña, en vista de que su permanencia en el lugar del hundimiento era innecesaria, toda vez que allí no encontró bote alguno con pasajeros ni tripulantes del navío.

El "Santa Isabel" había cogido a 31 pasajeros en A Coruña, y en tránsito llevaba otros 155 más embarcados en Bilbao y Santander. Todos se dirigían al puerto de Cádiz para continuar su singladura hacia Buenos Aires.

Lo mandaba el capitán Esteban G. Muñiz y 80 marineros".

La parte que no vio el capitán y los tripulantes del "Cabo Menor", fue la actuación de los pocos habitantes de la isla de Sálvora que habían quedado en tierra, sobre todo personas mayores, mujeres y niños, ya que muchos hombres habían acudido a Aguiño, para reunirse con sus familias y celebrar las fiestas de Año Nuevo.

Las heroínas

Se lanzaron en dornas los que pudieron para salvar a los náufragos del "Santa Isabel", y entre todas las mujeres que se jugaron la vida, destacaron cuatro jóvenes: Cipriana Oujo, de 16 años; María Fernández Oujo, de 14; Josefa Parada, de 25; y Cipriana Crujeiras, las cuales remaron cerca de cinco millas en medio de un temporal. Se cuenta que una de ellas le decía a un niño que cuando notara que alguien se sujetaba a la cuerda, tirara de ella todo lo que pudiera, para tratar de salvar a esa persona de morir ahogada en el mar.

Las mujeres y niños que habían quedado en la isla no solo se jugaron sus vidas para tratar de salvar a los náufragos del "Santa Isabel", sino que algunos llegaron a Santa Uxía de Riveira para alertar a los vecinos de la situación.

Conocida la noticia, salieron inmediatamente los vapores "Rosa" y el "Opal", que solo rescataron cadáveres: el primero, 28, y el segundo otros 17.

Tras una intensa búsqueda, el "Rosa" recogió a las dos de la tarde, "a un niño de 12 años, que era el que ayudaba a la misa en el barco, y otro de 17 años de edad, que habían conseguido salvar la vida refugiándose en una de las cofas".

No tuvo esta suerte el capellán del barco y otro sacerdote, que fallecieron en sus camarotes durante aquel tremendo naufragio en aguas arousanas. Curiosamente, otro presbítero que se dirigía a Chile, salvó su vida arrojándose al agua.

La prensa de Madrid hacía algún día más tarde, un relato algo distinto del periódico coruñés, basándose en las declaraciones del ayudante de Marina de Santa Uxía de Ribeira, apellidado Basterreche. Éste decía que al enterarse del naufragio del barco ordenó la salida del pesquero "Rosiña", al que acompañaron otros barcos desde los pantalanes tales como el "Nimes II", "Virgen del Carmen" y "Virgen del Rosario", que en conjunto rescataron a tres náufragos que estaban en el mástil del Santa Isabel. Posteriormente navegaron todos los barcos durante una hora, sin encontrar más supervivientes.

La sorpresa procedía de la isla de Sálvora: "Dos lanchas que salieron de la isla, tripuladas por tres mujeres una y por tres hombres la otra, fueron las que realmente salvaron a los 30 náufragos que se lanzaron al mar en el bote número 8 del vapor naufragado. Este bote solo llevaba dos remos, y su gobierno era imposible. Cuando estaba a punto de naufragar, se le acercó la lancha que había salido de la Salvora tripulada por tres hombres y le dio remolque.

Como el auxilio no bastaba y el esfuerzo de los tres heróicos salvadores era inútil, todos se vieron en peligro de perecer entre las rompientes; pero unas mujeres que desde tierra presenciaban la peligrosa escena, botaron al agua otra lancha, en la que embarcaron tres de ellas, y con su eficaz auxilio se logró llegar a tierra y salvar a los 30 náufragos".

El segundo oficial, que se salvó, como también el capitán, declaró que el "Santa Isabel" "entró en la ría de Arousa sin haber visto el faro de la Sálvora; pero al advertir muy cerca de proa las espumas de las rompientes, se ordenó maquina atrás. La orden fue cumplida, mas ya era tarde para que el choque se evitase".

Se organizó el salvamento, mientras el barco se hundía por la proa, y dos botes llenos de personas dispuestos a ser botados, fueron arrastrados por las olas y perecieron todos, entre ellos el primer oficial y el médico de a bordo. El buque se quedó a obscuras en medio de la noche y "aumentó la confusión en el pasaje", y se produjo la catástrofe.

El capitán se amarró al puente para que las olas no lo arrastrasen, a la vez que dirigía la operación de salvamento. El segundo oficial se trasladó a la cubierta de popa, "animando a cuantos estaban en ella", permaneciendo así hasta las siete y media de la mañana, hora en la que el barco se partió en dos pedazos. Finalmente se consiguió embarcar a 30 supervivientes en un bote, quedando solo en el barco el oficial y tres tripulantes, los cuales, ante la catástrofe que se avecinaba se arrojaron al agua, para ser recogidos por el bote. El segundo oficial se negó a subir porque peligraría el bote por exceso de peso y ganó tierra nadando. El capitán y tres marineros se agarraron a la cofa del palo trinquete del que posteriormente serían rescatados.

Sobre las personas de la isla de Sálvora que habían salvado a la mayoría de los náufragos decía que "han arriesgado su vida en el salvamento; muchos de ellos han quedado hasta sin ropas, porque las dieron a los náufragos".

El resultado final fue la salvación de 53 personas y la muerte de 213, y por la extraordinaria actuación de las heroínas de Sálvora, fueron condecoradas y homenajeadas, Cipriana Oujo, Josefa Parada, María Fernández y Cipriana Crujeiras.

El "Santa Isabel" venía regularmente a Vilagarcía para recoger pasajeros desde el año 1918, y en las 19 escalas que hizo, embarcó

637 emigrantes para Buenos Aires, 8 para Montevideo y 15 para Cádiz, que probablemente reembarcar en otro barcon destino a cualquier país americano.

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