El equipo de arqueología que participa en el proyecto de recuperación de los yacimientos galaico-romanos retornó al Castro de Alobre con el propósito de consolidar las estructuras excavadas durante cuatro meses tras anunciar Fomento a la Diputación que se aplaza su inversión hasta finales de 2017.
VER GALERÍA | Miembros del equipo de arqueología en Alobre, ayer. // Iñaki Abella
La actuación frenó la intervención en A Lanzada donde la pasada semana fueron exhumados tres esqueletos humanos, uno de una mujer -Cornelia- y los otros dos de un neonato y un bebé de menos de un año, al parecer de unos veinte siglos de antigüedad.
La actuación que se acomete desde ayer en Vilagarcía fue explicada por la edil de Urbanismo Paola María quien subrayó que tras las excavaciones realizadas existía el riesgo de derrumbe de las estructuras descubiertas en este entorno castrexo, en el que se combinan edificaciones celtas y de influencia romana.
Los trabajos que se acometen consisten básicamente en la instalación de redes de sujeción de los muros que han quedado al descubierto, el recubrimiento con telas de geotextil y la colocación de sacos terreros que impidan que se desmoronen las paredes de las cabañas y demás edificaciones expuestas a la intemperie.
En los últimos meses se había notado ya el efecto del crecimiento de la vegetación debido al abandono del recinto a la espera de que Fomento aprobase las fases de consolidación, señalización y musealización de este recinto, origen de la ciudad de Vilagarcía.
El Castro de Alobre es peculiar en Galicia pues junto al de Vigo se encuentra ubicado en pleno centro urbano. Además tiene la particularidad de hallarse muy cerca del mar lo que confiere al recinto un alto valor histórico al permitir estudiar la faceta comercial de sus pobladores en varias etapas.
La conservación de este recinto es complicada sobre todo porque O Montiño es uno de los parques más desconocidos de la ciudad, pese a estar en el centro, donde se registran elevados índices de vandalismo urbano.
