El de "Blanca" es "uno de los casos más alarmantes y conmovedores" que han visto los trabajadores del centro de acogida de animales que la Diputación de Pontevedra gestiona en Armenteira (Meis). Así lo afirma el ente provincial para describir la historia de esta perra, que cayó en un lazo de caza furtivo en As Neves, a pesar de lo cual consiguió alimentar a sus tres cachorros durante varios días.

La Diputación explica que la perra estaba atrapada por el tórax, y que cuando llegaron los técnicos a recogerla la encontraron en un estado físico tan malo que creyeron que no sobreviviría.

Fue trasladada al centro de Armenteira, donde la sometieron a una operación de urgencia para cerrar las heridas más graves, al tiempo que se procedía a una terapia de alimentación e hidratación mediante fluidos. Su tratamiento duró mes y medio, y la Diputación anuncia que finalmente está recuperada. También sus tres crías se encuentran bien.

Los técnicos de la CAAN apuntan que la terrible experiencia con el lazo no solo le causaron graves heridas físicas. "Su carácter esquivo y asustadizo ponía de manifiesto el sufrimiento emocional al que había sido expuesta".

Para que se recuperase también desde un punto de vista emocional, los veterinarios y técnicos evitaron en todo momento separarla de los cachorros, a los que no privó de alimento ni atenciones mientras estaba atrapada por el lazo. "Gracias a la perseverancia y ganas de vivir que transmitía, llegó el día en que se puede decir que está ya recuperada y vuelve a confiar en las personas", señala la Diputación. Así las cosas, ya puede ser dada en adopción, junto a sus tres cachorros.

No obstante, la CAAN alerta de que lo que le ha sucedido a "Blanca" es más habitual de lo que parece. De hecho, ya han recogido antes tres perros que habían caído en un lazo, una trampa ilegal de caza que consiste en un alambre fino y muy duro de acero que atrapa el animal y que se estrecha cuando éste intenta liberarse.

Los veterinarios de la CAAN recuerdan que esta es una práctica muy grave, y que su colocación puede conllevar una pena de uno a tres años de cárcel.