Cuando se habla de ayudas concedidas al sector del mar, como por ejemplo las destinadas a la acuicultura, y a los mejilloneros en particular, hay que tener en cuenta otras subvenciones públicas que redundan en beneficio del mismo sector.
Es el caso de las destinadas a mejorar los procesos de transformación de los productos, ya sea en cocederos, conserveras o de cualquier otro tipo, y de las aportaciones que permiten profundizar en la comercialización de los mismos, garantizar su presencia en los mercados nacionales e internacionales e incluso encontrar nuevos destinos en los que competir.
Pues bien, la transformación y comercialización de los productos pesqueros se benefició del reparto de 130 millones de euros, de los que 8,2 millones fueron a parar a los depuradores de moluscos, tras la tramitación de 553 expedientes.
