La violencia con la que bajan las aguas del Ulla causó ayer importantes destrozos en las nasas butrón que permanecían caladas en el río al abrigo de la campaña de la lamprea. Los pocos valeiros que se atrevieron a largar sus aparejos el día anterior se los encontraron ayer seriamente dañados, confirmándose que cuando la corriente es tan fuerte como en la actualidad el riesgo que corren es alto.
En principio se creía que iba a ser una jornada importante, ya que una vez superado el temporal se esperaba que acudieran al río buena parte de las 18 embarcaciones autorizadas para pescar lamprea.
Pero no fue así, y parece que habrá que seguir esperando, al menos hasta la semana que viene, para que las aguas se tranquilicen y la temporada de pesca pueda lanzarse definitivamente.
Todo indica, hay que insistir, que puede ser un buen año para el preciado pez cartilaginoso. Las probaturas realizadas hasta ahora arrojaron resultados satisfactorios y la "dama del Ulla" ha alcanzado precios francamente buenos para los intereses de los valeiros.
Pero como queda dicho, los daños pueden ser mucho más importantes que los beneficios mientras la crecida del caudal registrada en las últimas semanas no se suavice.
La imagen ayer en el puerto de Pontecesures hablaba por sí sola. Podía verse a valeiros que levantaban sus aparejos y optaban por no volver a largarlos al agua al comprobar que estaban destrozados. Algunos se apresuraron a repararlos allí mismo, en el muelle, ante la atenta mirada de los curiosos que también creían que ayer iban a presenciar el levantamiento de una buena cantidad de piezas del escurridizo pez. Pero no fue así.
