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Los caballos salvajes vuelven a destrozar las cosechas en Castroagudín

La comunidad de montes advierte de que el problema se repite cada año -Urgen a las autoridades más control y exigencia de chip

Caballos salvajes capturados por los vecinos de Castroagudín en una ocasión anterior. // Noé Parga

Los vecinos de Castroagudín vuelven a sufrir destrozos en sus fincas a consecuencia de la bajada de caballos salvajes de Xiabre. El presidente de la comunidad de montes de Cea, Julián Abuín, precisa que si bien en esta época ya no hay maíz sembrado, sí hay otros productos hortícolas plantados, como por ejemplo legumbres, que han sido arrasadas por los equinos. "Sacaron los alambres de donde estaban y los animales bajan", denuncia el comunero, que sospecha que incluso podrían ser los "de siempre".

Y es que los daños en las cosechas de Catroagudín por parte de los caballos mostrencos ya son una constante que se repite cada año. Así, en septiembre de 2014, hartos de la situación y de las pérdidas económicas que le suponía la actuación de los animales, los vecinos organizaron guardias nocturnas para impedir que los destrozos fuesen a más. Llegaron a organizar batidas para capturarlos y finalmente lograron coger a tres que fueron trasladados temporalmente al recinto de Fexdega.

En cuanto al resto de los animales, no consiguieron atraparlos, y en aquel momento los vecinos sospechaban que los dueños los habían llevado a otra zona al haberse dado a conocer públicamente la organización de batidas.

En esa ocasión el Concello descartó la opción de subastar los equinos capturados, como se había hecho otras veces, y se decantó por trasladar los caballos a un centro de recuperación.

El presidente de la comunidad de montes de Cea puntualiza que "el principal problema es que no tienen microchip, y las autoridades deberían hacer más hincapié en este aspecto", pues de lo contrario Julián Abuín cree que "es imposible resolver la situación".

Por el momento los vecinos no han tomado la decisión de establecer guardias por la noche -tras ponerse el sol bajan los caballos del monte al no haber luz ni ruidos- y tampoco batidas, aunque todo dependerá de si continúan o no los daños en las cosechas.

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