El trabajo de las más de trescientas mariscadoras de la cofradía de pescadores San Martiño se lleva a cabo esta semana en los bancos marisqueros de A Vía -entre la villa grovense y la isla de A Toxa-, Lordelo -a la altura de Terra de Porto y Rons- y O Facho-Castrelo, en este último caso para las socias afincadas en la zona de Cambados.

El lunes a las siete de la mañana, cuando aún no había amanecido, las mujeres ya estaban dándolo todo en el tajo. Estaba a punto de alcanzarse la bajamar y no había ni un minuto que perder, de ahí que se armaran con linternas -como si de mineras con luces en la frente se tratara- para sacar el máximo partido posible a la marea.

Ya se sabe que tienen el tiempo justo, ya que dependen del nivel del agua para realizar su labor. De ahí que en ocasiones trabajen en condiciones extremas, con el agua hasta la cintura e incluso hasta el pecho, en las zonas intermareales.