La presencia de biotoxinas marinas mantiene cerrada la práctica totalidad de las bateas de Galicia -a excepción de los polígonos de Sada-, lo cual provoca una importante inactividad en el sector mejillonero. Si a esto se suma que las condiciones meteorológicas son ahora las idóneas, una vez superados los temporales de otoño e invierno, es fácil de entender por qué la actividad de recolección de la mejilla en todo el litoral está resultando frenética.

Ayer podía comprobarse esa intensidad tanto en las bateas como en los puertos, donde se efectuaban acciones relacionadas con el mantenimiento de viveros flotantes y barcos, además las de las labores de encordado de la mejilla. Era el mismo revuelo que se apreciaba en lugares de la costa como Baiona, Sálvora, San Vicente, Carnota y otros muchos, en los que se veían rocas plagadas de bateeiros tratando de "raspar" la mejor cría en el menor tiempo posible.

Y es que los productores aprovechan la bajamar y los días soleados, pero sobre todo la ausencia de corrientes y oleaje que pongan en peligro sus vidas -la mejilla crece en las mismas rocas que el percebe-, para recoger la semilla que necesitan para preparar el próximo ciclo de cultivo. El trabajo es intenso, pues como se incidió en las últimas semanas el sector ha detectado una alarmante e histórica escasez de semilla, tanto en las Rías Baixas como en las Rías Altas, por lo que resulta todavía más complejo obtener toda la cría de molusco que los productores necesitan para efectuar su encordado, es decir, para colocarla en las cuerdas de las bateas a la espera de que crezca y alcance la talla comercial. También se explicó que los constantes temporales de otoño e invierno hicieron casi imposible que el sector recolectara toda la mejilla precisa, de ahí que las diferentes agrupaciones productoras gallegas solicitaran una ampliación del plazo que inicialmente iba a finalizar a final de mes.

En este sentido, hay que recordar que, como avanzó FARO la semana pasada, la Consellería do Medio Rural e do Mar accedió al clamor de los bateeiros y amplió el plazo de recolección hasta el 30 de junio, incluso estableciendo la posibilidad de revisar esa fecha y prolongar la campaña hasta el 31 de julio.

Si el ritmo de recolección de la mejilla es frenético, lógicamente también lo es el de encordado. Y en ocasiones algunos tienen la fortuna de poder disfrutar de todo un espectáculo viendo de cerca cómo los bateeiros sujetan la semilla a las cuerdas con mucha maestría y la ayuda de una fina red biodegradable. Habitualmente ese encordado se efectúa desde la cubierta del barco, con éste abarloado a la batea, o directamente sobre el emparrillado del artefacto flotante. Pero hay veces en las que se preparan las cuerdas de cría en el propio muelle, como se aprecia en estas fotografías tomadas ayer en el puerto de Vilaxoán (Vilagarcía). Como queda dicho, algunos ciudadanos tuvieron la oportunidad de presenciar desde bien cerca esas labores que, no cabe duda, son parte esencial del proceso de cultivo del mejillón de Galicia.