El mejillón artificial creado por los chinos para la realización de analíticas encargadas de medir la contaminación marítima, parece despertar escaso interés en los científicos gallegos que trabajan en el Intecmar, el Instituto Tecnológico do Mar de la Xunta de Galicia, asentado en la localidad vilagarciana de Vilaxoán, centro de referencia para toda la zona noroeste.

Fuentes de la Consellería do Mar indicaron ayer que la dirección del Intecmar desconoce el estudio que lleva a cabo el Instituto Español de Oceanografía en Murcia para probar los dispositivos artificiales que emulan las filtraciones de los bivalvos y que en un futuro podrían reemplazarlos en la realización de las analíticas.

En el centro de control del medio marino gallego las analíticas se llevan a cabo siguiendo las directrices que marca el Reglamento 854 de la Unión Europea. Para ello se lleva a cabo el control en el propio molusco y en las aguas. Para el control de la contaminación química provocada por materiales pesados, está implantada una red de muestreo compuesta por 65 puntos fijos, de los que 26 se corresponden con otras tantas bateas de cultivo de mejillón e los restantes están repartidos a lo largo do litoral gallego, teniendo el mejillón de roca como bioindicador. Además, se hace el control rutinario de los principales bancos marisqueros gallegos.

El control de hidrocarburos aromáticos policíclicos se realiza a través de una red de muestreo de 76 puntos fijos, de los que 24 están situados en bateas, con retirada de muestras de forma semestral, y 26 repartidos en las distintas áreas de producción de moluscos infaunales.

El dispositivo que pone a prueba el Instituto Español de Oceanografía consiste en unas bolitas de unos milímetros de diámetro hechas de una resina sintética absorbente que van inmersas en una solución de agua, dentro de un tubo de plástico sellado con gelatina permeable al agua de mar. Estas se sumergen en el agua y los metales disueltos van quedando en la resina. Estos mejillones artificiales se pueden mantener fondeados entre uno y seis meses. Posteriormente se sacan para analizar la resina y medir su concentración.