El concurso de "piropos" que con ocasión del Día de los Enamorados organiza la asociación de comerciantes Zona Centro de Cambados ha causado un enorme revuelo en la localidad pues algunos colectivos consideran que se trata de una iniciativa machista destinada a vejar a las mujeres.

La polémica la sostiene la asociación cultural "Unha Grande Chea" que incluso llega a caricaturizar al alcalde Luis Aragunde con una fotografía suya con un bocadillo con la exclamación de "!Cachonda¡", que prueba la ordinariez del concurso.

La asociación considera un despropósito que el alcalde de Cambados se sume a una iniciativa como ésta, que definen como de "marcado carácter misógino y machista", dirigido al público en general.

El colectivo, a través de su blog, recuerda que un piropo "es una palabra o frase que un hombre le dice a una mujer que no conoce y, para mayor gravedad, en público".

Agregan que por increíble que parezca "al hombre que lanza un piropo no le importa nada que la mujer desconocida que lo recibe no le haya pedido opinión y, por el contrario se espera que se sienta halagada de que un hombre evalúe su físico en público aunque le incomode e incluso la aterrorice".

A juicio de Unha Grande Chea este tipo de concursos demuestran que todavía hay colectivos e instituciones que mantienen la existencia de dos tipos de personas: "El hombre y, por debajo, la mujer, que existe para servir al varón, como se pensaba en los tiempos más puros del franquismo".

El colectivo subraya que el hecho de que el asunto de los piropos "esté tan definido respecto al sexo de quien lo pronuncia y quien lo recibe es un dato importante que apunta la evidencia de que la situación en que una persona evalúa públicamente el cuerpo de otra es producto de un sistema patriarcal machista, según el cual, los hombres, por ser hombres, tienen un derecho, consolidado por una tradición de siglos, sobre las mujeres, sin valorar siquiera si a ellas les puede apetecer o no dicho comentario, a veces soez".

La asociación cambadesa considera que esta machista tradición no puede promoverse desde una institución pública ni por parte de un conjunto de comerciantes.

Insisten en el hecho de que puede ocurrir que a una mujer "pueda no apetecerle saber qué piensan de ella personas a las que no conoce".

Agregan que "piropear es machista" porque "la mujer no le pidió opinión sobre su cuerpo, y por lo tanto, es ilegítimo que se le imponga escucharlo".

También subrayan el hecho de que las mujeres "no son cuerpos expuestos para la valoración de los hombres, sino personas".

Indican, aunque lo dudan, que efectivamente puede haber alguna mujer a la que le apetezca un piropo, pero ello no es óbice "para que alguien promueva esta práctica desde una institución como el Concello".