Pueden contarlo, pero las consecuencias pudieron haber sido verdaderamente trágicas. Como entretenimiento de fin de semana, dos jóvenes menores de edad accedieron al recinto del colegio A Escardia fuera de horario escolar y sin permiso. Pese a que el colegio estaba perfectamente cerrado, los jóvenes osaron saltar la valla (de escasa altura) y accedieron directamente a la terraza del gimnasio en el que normalmente los alumnos se reúnen en las clases de educación física. Justo encima de este edificio existe una claraboya de cristal que, justo cuando los jóvenes se aventuraron a pasearse por encima de ella, se vino abajo. Los menores se precipitaron al vacío cayéndose sobre diverso material acumulado en el gimnasio que, afortunadamente, amortiguó el golpe.

Los dos intrusos tuvieron que ser trasladados por una ambulancia a un centro hospitalario donde se confirmó que las heridas sólo les habían provocado algunas contusiones y, eso sí, un gran susto.

Antecedentes

El suceso no sorprendió a la dirección del centro educativo que, no obstante, señaló que en el presente curso escolar no se habían registrado sucesos similares a este. El director del colegio, Eduardo Carregal, sentenció que las consecuencias de la aventura pudieron haber sido mucho peores. De hecho, señala que "pudieron haberse caído encima de los baños y sufrir fuertes heridas dado que se precipitaron desde una altura de unos tres metros".

Lo cierto es que no es la primera vez que jóvenes ajenos a la actividad escolar acceden al centro de modo habitual. El director ratifica que la presencia de más patrullas de la Policía Nacional en el entorno del edificio ha disuadido a los jóvenes que, en años anteriores, acostumbraban a adentrarse en el recinto escolar para hacer botellón. La consecuencia de esta actividad era evidente los lunes. Cristales de botellas y vasos rotos aparecían tirados en el patio con la consiguiente peligrosidad para los pequeños. Carregal insiste en que este año "no se han vuelto a registrar incidentes de este tipo".

De todos modos, todo parece indicar que los dos menores protagonistas del último suceso no tuvieron nada que ver con el botellón y quizás si más con una jugarreta que les puede salir algo cara. El centro ya ha interpuesto una denuncia en la Policía Nacional para exigir que se paguen los desperfectos que, en principio, se limitan sólo a la claraboya.

En el centro educativo no han notado en falta ningún tipo de material por lo que parece evidente que los jóvenes no tenían intención de hacer daño.

No es la primera vez que el colegio de A Escardia denuncia públicamente el acceso irregular de personas ajenas al centro al recinto escolar. El hecho de contar con un patio extenso hace que muchos se aventuren a saltar la valla para realizar algún tipo de deporte en el interior, pero sin causar daños de consideración.

Lo que más preocupaba a la dirección del centro era, sin duda, la presencia de pandillas haciendo botellón o la posibilidad de que los accesos repercutieran en pintadas o daños en el material educativo o incluso deportivo del colegio, algo que no se ha registrado en este último suceso.