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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

La expectativas

A partir de la idea de que en la economía, como en cualquier otra actividad humana, es mejor ir bien que mal -y aunque este dicho lo haría suyo el propio Pero Grullo- quizá no estuvieran de más algunas observaciones. La primera, y principal, que es buena noticia esa de que el PIB de Galicia aumentará "varias décimas" de lo previsto para 2018, que era un 2,5%. La segunda, que sería estupendo que el presidente Feijóo, que es quien hizo el anuncio, concretase algo más, siquiera para que nadie pensase que su señoría estaba haciendo la cuenta de la vieja. No sonaría serio.

Sin ánimo de amargarle la fiesta a alguien, y menos aún al conselleiro de Facenda -que, aunque las cosas mejoran, para muchas celebraciones no está-, habría que convenir en que un cálculo más riguroso, si bien no se pretenda exacto, probablemente reforzaría el "efecto llamada" que los inversores suelen apreciar cuando las cifras no sólo cuadran, sino que apuntan al alza. Y que quizá se hayan dado a conocer ahora para hacer ese efecto más rotundo aunque permanezcan las incógnitas sobre los presupuestos del Estado y las dudas acerca de su aprobación.

En este punto no estará de más tampoco que se tenga en cuenta, para lo que fuere menester en ciencias a veces tan sutiles como las que se relacionan con las tendencias económicas, la reiteración de un dato que podría hacer dudar a quienes mediten traer a Galicia sus peculios. Y es que, en los últimos años, los cálculos de los equipos que por Facenda han pasado no han tenido como denominador común la exactitud, y a veces ni siquiera la aproximación, lo que motiva dudas. Sobre todo cuando se habla de "varias décimas" allí donde una, arriba o abajo, tanto supone.

En todo caso, y para que no se vean reproches donde no los hay -si acaso, puntualizaciones desde una opinión personal-, hay que enmarcar las expectativas de la Xunta en un proceso de mejora sostenida que permite, a pesar de los matices, confiar en el acierto del vaticinio, del mismo modo que se reitera que el horizonte optimista no es fruto del azar. Aquí, en Galicia, cuenta la seriedad gubernamental -que tantos sacrificios ha supuesto, dicho sea de paso- al mismo tiempo que la estabilidad política. Y por eso se dan los resultados electorales que se dan. De momento.

En cualquier caso, e insistiendo en algo que ya se dijo, cometería un error el señor Núñez Feijóo si imitase la estrategia de don Mariano Rajoy, que lleva tanto tiempo repitiendo lo del fin de la crisis que más parece un contable que un jefe de gobierno. En ese sentido, el responsable de la Xunta habría -desde el punto de vista de quien esto escribe- de dar prioridad a un par de ideas: la primera, que para ganar elecciones -y su señoría lo sabe bien- hay que hacer política, y eso supone también una autocrítica que lo acerca más que aleja de la ciudadanía, y en las expectativas alguna explicación acerca de cómo se va a repartir el aumento de la riqueza. Porque ahí está la madre del cordero.

¿No??

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