El cerezo de la Alameda "Rosalía de Castro" ya floreció, sinónimo de que la primavera ya está aquí, en nuestra villa. O eso al menos parece. Bien cierto es que con cierto retraso sobre su horario previsto, pero llegó al fin, que es lo que importa. Así las plantas y flores se llenan de verde y de vivos colores, renace la vida en el campo, los pájaros trinan de alegría y el paisaje se hace luminoso y brillante. Todo parece haberse transformado de repente, y es verdad porque la naturaleza cambia por completo, muda sus tonos ocres, grises y húmedos, que transmiten tristeza, por una exuberante manifestación de vida, colorido y armonía, con el retornar de las plantas, el campo se vuelve verde, de múltiples y variados verdes y la luminosidad ayuda a transmitir alegría y buen humor.

Cuando la primavera llega, el paisaje renace y con su variopinto colorido levanta el ánimo y alegra el espíritu, como una renovación de la vida, que un año después vuelve a renacer con las mismas ganas y renovados bríos. Canta el cuco, las abejas comienzan su lento trabajo de la recogida del néctar para transportar a sus colmenas, responde el mirlo con el canto sonoro y melodioso del esfuerzo de su garganta y todo se llena de vida y de luz. Es un tiempo nuevo, de resurgimiento y renovación, en el que la naturaleza se transforma y sale de su letargo invernal, para ofrecernos de nuevo un esplendoroso resurgir, lleno de color y de luz. Las plantas brotan y se desarrollan para finalmente dar sus frutos y sus flores. Los animales también sienten su transformación, unos salen del letargo, otros preparan sus nidos, y todos en sus gestos y formas, cambian por la llegada de la primavera. Esto es el gran milagro de la vida.

Nosotros, los humanos, también cambiamos; la luminosidad y el sol, nos transmiten energía y optimismo, vida y alegría, desaparecen ciertos achaques, nos encontramos más joviales y vemos el futuro con otra perspectiva, capaz de sobreponerse a cualquier obstáculo por grande que sea. Nos encontramos con otras fuerzas, con más seguridad y enfocamos los problemas del día a día, con un espíritu más alegre y una esperanza con la firme voluntad y el convencimiento de que podremos salvar los obstáculos y seguir nuestro camino. De modo que empieza, una vez más, un nuevo ciclo. Animo para todos y adelante, en nuestra villa ya llegó la primavera, el cerezo de la Alameda floreció y con sus flores rosadas nos envía un mensaje de cambio y metamorfosis, por lo tanto debemos recibir la nueva y prometedora estación con alegría, por eso: ¡Viva la primavera!