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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

El descrédito

De todo lo que se relaciona con la última -por el momento- patada que ha dado al Noroeste el Ministerio que gobierna el señor De la Serna, y que es nada menos que el de Fomento, lo que más llama la atención es la frialdad con que se ha acogido en una parte de la sociedad. La Xunta guardó silencio el jueves y solo los empresarios, a instancia de parte -este periódico- manifestaron su rechazo a la congelación del proyecto de corredor atlántico ferroviario de mercancías. Y quizá por eso, por la frialdad, es por lo que resultan tan frecuentes las decisiones hostiles.

(Tampoco los sindicatos, tan ágiles en otras causas y ocasiones, reaccionaron del modo en que deberían. Especialmente si se tiene en cuenta que la decisión causará efectos potencialmente lesivos para los intereses estratégicos de las economías gallega, asturiana y castellano/leonesa en su conjunto. Primero, por lo elemental, que es el retraso de la llegada de mercancías a los mercados español y europeo -mínimo hasta el ¡2027!- y lo que es tanto o más grave, que otros llegarán antes. Lo segundo, porque los puertos de las dos primeras Comunidades estarán más aislados que otros.

Hay más efectos, aparte de la ventaja de que dispondrán los puertos -y lonjas- vascas. Un tercero, en fin, y por no agotar el catálogo, porque todo eso puede significar una ralentización de la economía y, por tanto, un aumento del desempleo, lo que incrementa la extrañeza ya citada ante el silencio, o la tardía reacción -que debiera haber sido inmediata y simultánea- de las centrales sindicales. Parecía comprobado que estas entidades son de mirada corta, pero casi nadie creía que tanto. Es posible que esa característica explique también algunas cosas más.

Dicho todo ello, que no parece banal, es necesario referirse a la excusa -más que explicación- emitida por el Ministerio y en la que, además de utilizar el consabido "yo no fui" y enviar la responsabilidad a la UE añade algo tan significativo como contradictorio. Porque al indicar que ya desde 2013 se sabía que la Unión no contemplaba el corredor atlántico, una de dos: o no se informó a las Comunidades afectadas -que hace pocas semanas firmaban una alianza para conseguirlo- o se les mintió para ocultar la realidad. Y ambas hipótesis son inaceptables.

Pero es que llueve sobre mojado. Porque todos los gobiernos que hasta ahora han abordado obras de grandes infraestructuras en Galicia -incluida la autovía del Noroeste o el enlace ferroviario del puerto exterior de Ferrol- incumplieron plazos y engañaron incluso en el estado de licitación y ritmo de los trabajos en el último tramo del AVE en el entorno de Ourense e incluso después al afirmar que "provisionalmente" será de vía única, lo que Manuel Fraga había rechazado. Y todo ello sin una explicación razonable y con excusas de mal pagador, nunca mejor dicho. De ahí e descrédito galopante de ministro y Ministerio, al menos aquí.

¿O no...?

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