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La semana de A Ferrería

La inyección moral del Gran Montecelo

El CHOP ha decidido en esta semana, finales de octubre, abrir la totalidad de las camas y así poner todas las habitaciones del Provincial y Montecelo a disposición de los enfermos. Esto se produce semanas después de que el servicio de Urgencias volviese a ofrecer el triste espectáculo de camas por los pasillos al encontrarse, una vez más, colapsado ante el primer pico de gripe del año.

Coincide en el tiempo con la presentación de los presupuestos de la Xunta en los que el Gobierno de Feijóo plasma una primera inversión para el Gran Montecelo de 4,8 millones de euros, una aportación económica que servirá para iniciar unas obras que se consideran más que necesarias para los usuarios del área sanitaria norte.

Y a tenor de estos acontecimientos, la pregunta cae de cajón: para qué se necesita un nuevo centro sanitario si el Sergas se permite el lujo de tener camas cerradas durante casi cinco meses al año en las actuales instalaciones del Complejo Hospitalario.

Lo que está ocurriendo con la sanidad pública es difícil de justificar. Cómo puede entender un paciente que el médico de Digestivo le encargue realizar una colonoscopia en febrero y todavía a día de hoy siga esperando el milagro de una llamada que le de una cita para una prueba que tendría que haber hecho ya en abril. Pues este tipo de cosas y casos pasan en el CHOP. Lo trágico es que este ejemplo no es un caso aislado, es tristemente algo habitual en cualquiera de los servicios. El cabreo del enfermo aumenta cuando lee que el Sergas asegura haber reducido las listas de espera. Una manipulación de datos, con listas cerradas, que ya es insultante.

Los problemas de los recortes, que a fin de cuenta es lo que provoca este drama, también se extiende a la Atención Primaria. Desde hace unos dos años pedir cita en un centro de salud supone tener que esperar varios días para ser atendido. El 30% de bajas no se cubren, con lo cual el paciente o acude al rezo para pedir por su curación o no le queda otra que ir a una consulta de pago.

Otro ejemplo que lo ilustra, si usted era paciente del doctor Luciano Esperón "Chano", que se ha jubilado este verano, y pidió cita el pasado jueves se encontraría con que le daban consulta para el jueves, día 2, es decir justo una semana después.

Obviamente el enfermo acaba o en la medicina privada o en el servicio de Urgencias y por eso no es extraño el colapso que se forma. El conselleiro de Sanidade justifica este grave problema en la falta de espacio que hay en este servicio de Montecelo, y se queda tan ancho.

Llegados a este punto y ante tantos recortes y precariedad, surge otra pregunta, de qué vale tanta inversión en infraestructuras si no van acompañadas de una mejor dotación de los recursos humanos. Según el Sergas, la asistencia asistencial está garantizada, pero eso sí, no dice con cuántos meses de retraso, y eso si el enfermo tiene la suerte de aguantar.

Es indudable que debemos felicitarnos por la inversión en el Gran Montecelo, una obra más que necesaria, pero también cabe exigir una dotación humana acorde a los servicios que se van a prestar a los 300.000 usuarios de este área sanitaria. La inyección económica está muy bien, pero es que la inyección moral, hoy en día, no pincha ni en la nalga más blanda.

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