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Joaquín Rábago.

Cambio climático

Un campesino peruano demanda a una empresa por la desaparación de los glaciares

En los Andes se funden los glaciares, fenómeno que un campesino peruano atribuye directamente al cambio climático y le motiva a presentar una demanda contra una empresa energética alemana a miles de kilómetros de distancia.

El demandante se llama Saúl Luciano Lliuya y tiene 36 años, pero podría ser igualmente cualquier otro damnificado por el calentamiento del planeta porque en realidad lo eligió una ONG que buscaba a una víctima del calentamiento del planeta.

La demanda contra el gigante energético RWE la presentó Lliuya ante un tribunal del Estado de Renania del Norte-Westfalia.

En ella, el campesino reclama a la empresa 17.000 euros, que, según los cálculos de su abogada, equivale al 0,5 por ciento del coste de la presa que habrá que construir para impedir que el agua del glaciar fundido inunde totalmente todo un pueblo.

La demanda, la primera de ese tipo presentada en un proceso civil por el cambio climático, fue, sin embargo, desestimada por "inconcreta" e "insuficiente" por el tribunal germano.

La abogada del campesino, Roda Verheyen, no se mostró sorprendida por el veredicto adverso porque "a veces tiene que pasar tiempo antes de que termine triunfando la justicia".

Si bien Lliuya perdió en primera instancia, su lucha continúa: la abogada quiere recurrir ahora a una instancia judicial superior y, si vuelve a perder, acudirá al Tribunal Constitucional, en Karlsruhe.

Huaraz, la localidad andina donde vive el campesino tiene 100.000 habitantes y está a 3.100 metros sobre el nivel del mar aunque la rodean picos que superan en algunos casos los 6.000 metros.

A su vez, la empresa RWE explota una mina de lignito a cielo abierto a más de diez mil kilómetros de distancia, en la localidad renana de Garzweiler.

Con el carbón se cubre actualmente una cuarta parte de las necesidades energéticas de Alemania y aunque el país tendría carbón suficiente para dos milenios, el problema es que el lignito contamina mucho más que otras fuentes tradicionales de energía.

El cráter abierto en la mina de Garzweiler se ha tragado ya dieciséis pequeñas localidades en el último medio siglo y más de 11.000 personas han tenido que abandonar sus hogares por su culpa.

La elección de un campesino peruano para querellarse contra el gigante energético alemán fue decisión de Klaus Milke, cofundador y presidente de Germanwatch, una ONG dedicada a la defensa de los derechos humanos y del medio ambiente.

Según Die Zeit, Milke vio un día en una escuela de Hamburgo una película de la emisora pública de TV WDR que trataba de la desertización de Arizona y la fusión de los glaciares andinos.

Milke, de 66 años, es un veterano activista que, antes de dedicarse a la lucha contra el cambio climático, denunció las exportaciones alemanas de armamento y a los bancos germanos que invertían en la Suráfrica del apartheid.

Milke y su amiga abogada Roda Verheyen buscaban a un David capaz de enfrentarse a Goliath ante un tribunal y lo encontraron en el campesino peruano aunque igualmente podrían haber elegido a un ciudadano de Bangladesh amenazado por la subida del nivel de los mares.

Resultaba en cualquier caso más fácil establecer una conexión directa entre la fusión de los glaciares y el calentamiento del planeta que entre el cambio climático y un ciclón o una sequía.

Para el activista alemán, no se trata sólo de la indemnización de 17.000 euros que reclaman a la empresa RWE, sino de sentar un precedente y presionar de ese modo a los gobiernos de todo el mundo por su política climática.

Como señala Die Zeit, aunque el campesino Saúl y Germanwatch están juntos en su demanda contra RWE, sus objetivos difieren: Saúl quiere salvar a su pueblo de una inundación y tiene mucha prisa mientras que la ONG trata de influir en la política y eso requiere su tiempo.

Los abogados de RWE a su vez argumentan que es totalmente imposible demostrar que las moléculas de CO2 que despiden sus minas de carbón sean directamente responsables de la fusión del glaciar que amenaza la localidad peruana donde vive Saúl.

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