La subjetividad forma parte de esa esencia humana en la emisión de juicios de valor, cuestión que no debe extrañar, aunque en el territorio político se acentúa, sobre todo cuando se trata de justificar acciones propias o propinar un zasca a las críticas que se reciben. Pero resulta novedoso el mensaje de nuevo cuño que el alcalde, Jesús Vázquez, le envió en el debate plenario al portavoz de Ourense en Común, Martiño Vázquez, con lo de que "hace política mala". La verdad es que en una sesión que se prolongó por espacio de siete tortuosas horas, pueden surgir estas y otras derivas interpretativas. Pero la realidad es que el devenir del mandato, a punto de llegar a su ecuador -dos años-, con un gobierno en minoría, una oposición que circula por el desencuentro permanente, y tantas cosas por hacer, estas proclamas ya forman parte de un diario de sesiones que retrata a unos y a otros.

Pero volviendo a lo de la "mala política", como reproche ante críticas y acusaciones recibidas por la gestión de gobierno, lo que queda por desvelar es cuál es la "buena política". Para eso está Jácome, que tirando de ironía le espetó lo de que es "perder subvenciones europeas y autonómicas", que durante los últimos días formaron parte de una actualidad en la que la llegada del AVE y la estación intermodal son pasto de controversia.

Nada nuevo, por otra parte, en la casa municipal, en la que los sobresaltos están al orden del día, con episodios que más allá de la subjetividad de interpretación, constatan una realidad de la que todos son responsables.

Pero lo realmente preocupante es que se quiera trasladar a la ciudadanía la incapacidad que existe para resolver los problemas. El gobierno culpa a la oposición de utilizar su mayoría para "paralizar" y "boicotear", mientras que los otros, proclaman la "nefasta e ineficaz" y... no sé cuantos calificativos más de la gestión de los que dirigen las operaciones. Ni buenos ni malos; regulares con sentido común y criterio. Solo eso.