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Así nos vieron

Pérez Nieva y el Ourense de 1900

He tenido siempre interés en rescatar las miradas ajenas sobre Ourense y sus gentes. Esa mirada que unas veces solo se detiene en lo que de antemano un viajero debería ver y otras más personales enriquecen de matices el vivir de nuestro pasado. Pero siempre es valioso con aquellas miradas ver lo que hemos conservado, lo que hemos perdido y lo que hemos mejorado que en lo material al menos, es mucho.

Pérez Nieva

Alfonso Pérez Gómez Nieva, que suele firmar sin el "Gómez" es un prolífico escritor y periodista y político ya que de 1923 a 1925 fue ministro de Instrucción pública y Bellas Artes. Había nacido en Madrid el 12 de mayo de 1859, falleciendo en Badajoz el 24 de diciembre de 1931. Fue redactor de El Globo, corresponsal y colaborador de los principales periódicos y revistas ilustradas de la época. Autor de novelas moralizantes e histórico-costumbristas, cuentos y poemas que hoy casi se han olvidado. Quizá sus notas y libros de viajes mantienen más alto su interés como es el caso del libro que comentamos. Además de este publicó un viaje por la costa mediterránea otro del País Vasco otro dedicado a Santander y un viaje a Asturias pasando por León y tenía al menos intención, de publicar otro referente a Portugal

Viaje por Galicia

El libro lo publicó Andrés Martínez Salazar, el astorgano que se hizo tan de Galicia, en su prestigiosa Biblioteca Gallega de La Coruña el año 1901. Tomo de cuidada edición de 256 páginas, con el título " Por las rías bajas (notas de viaje por Galicia)" viaje que realizó el autor por los meses de septiembre y octubre del año 1897 (Hay una edición facsímil de 1988), comenzando por Tui, ya que venía de Portugal aprovechando el ferrocarril. Y aunque por el título parecería que el periplo de Pérez Nieva fuera sólo la costa gallega, sin embargo se acercó, visitó y escribió de las otras dos capitales de provincia de interior concretamente a Ourense le dedica el capítulo 20 páginas 219 230.

Ourense

Tenía Ourense entonces 15.000 habitantes una ciudad abarcable y entrañable llena de encuentros cotidianos y de ese trato que hace familiares los espacios, con un patrimonio atractivo y unas curiosidades que no dejaban ni dejan indiferente a nadie.

Viñas

Las primeras impresiones recogidas bajo el título Los alrededores, es que la viña lo invade y rodea todo: "Donde concluyen las casas, empiezan las uvas. Salgas por la calle que salgas, a las afueras, en el acto, se encuentra uno con las cepas, con los ánditos de verdes pámpanos elevados sobre el terreno por armazones de hierro o estacas, formando verdaderas galerías con techumbre de anchas hojas. Desde el paseo público, un hermoso altozano sombreado de plátanos, que constituye el balcón de mejores vistas que yo recuerdo, se descubre la campiña en una inmensa extensión. Pues en la misma base de la Alameda comienzan los escalones de la vid, que se alejan hasta difuminarse en la distancia remota? Con tal predominio de la vid en el paisaje resulta este lleno de una espléndida alegría".., que le lleva a compararlo con paisajes helénicos y termina haciendo una evocación muy poética del río Miño que pasa "lamiendo las laderas con una corriente suave y regocijada."

La Catedral

Naturalmente es el Ourense artístico, así titula el apartado, quien merece más detenimiento siendo el primer monumento que visita la catedral.

Interesante destacar lo que a nuestro viajero le llamó la atención en ella y los datos que aporta, algunos hoy los sabemos equivocados, y que obtendría de manera oral. Hasta 1916 cuando se publican los Apuntes histórico-artísticos de Manuel Arteaga y Cándido Cid, que es la primera obra que enriquece con datos más seguros la información sobre la Catedral, se hacían atribuciones erróneas o se catalogaban en estilos equivocados obras que hoy podemos saber con certeza autor y circunstancias. Almenas y carácter defensivo de nuestra seo le llevan a compararla con la catedral de Ávila y asegura que la construyó "el obispo don Lorenzo en conmemoración del legendario hallazgo por una pastora del cuerpo de Santa Eufemia" que naturalmente sería lo que le contarían con poco rigor.

Una de las peculiaridades de la catedral auriense hasta tiempos recientes era la imposibilidad de acceso por la puerta principal y así lo constata: "Es punto menos que imposible distinguir bien la fachada principal, por carecer de punto de vista la estrechísima calle que la orilla y por arrancar su base de una meseta más alta que el nivel del piso, a la cual se sube por una escalinata cortada por una verja. Interrumpida así la visual por el muro de esta especie de terraza, no alcanza la parte inferior del frontis"

Describe y valora las portadas norte y sur y la torre, y "la gran ventana apuntada partida por columnitas en seis fenestras con vidrieras y en más de su mitad superior fingida", de la capilla de San Juan y resume, y en eso acierta:, "en general se observa el gusto románico de transición en los mil detalles de los muros".

En el interior admira el retablo mayor "gótico florido", que le gusta sobre todo porque denuesta del estilo barroco que es el utilizado en los retablos que conoce. Menciona los sepulcros del altar mayor sin mucho detalle y el coro, que asegura ser obra de Moure, las rejas las estima espléndidas. El cimborrio le permite poetizar con la luz, no le gusta el deambulatorio y sobre la capilla del Santo Cristo, que equivocadamente llama de la Ascensión dice: "Es digna de conocerse su capilla de la Ascensión, en la que se observa de todo como en botica, ojivo fino, plateresco degenerado y churrigueresco frenético, y por el rudo Cristo bizantino de informe, pero característica talla, que es el traído del cabo de Finisterre y atribuido tradicionalmente a Nicodemus. Entre los muchos sarcófagos de la Iglesia merece citarse el del Obispo Mariño".

Larga detención para describir, valorar y gozar del Pórtico del Paraíso que naturalmente no equipara en calidad al compostelano pero si destaca que el de Ourense está policromado. Tras un juicio sobre el claustro que cree mutilado y no sólo comenzado deja la Catedral, teniendo interés estas opiniones para conocer el cambiante camino de los gustos estéticos.

La ciudad y las Burgas

Es general la buena imagen urbana del Ourense del pasado, las casas de piedra muchas y las calles empedradas permitían este juicio: "En cuanto a la población, tiene anchas y bien cuidadas calles en la parte antigua, a la que pudiéramos llamar entrada o vestíbulo, y el resto, como ciudad histórica, es revuelto y laberíntico, con abundancia de casas solariegas escudo en la fachada, alguna plaza con típicos soportales, y buenos y antiguos edificios de cuando en cuando, como el del casino, (Liceo) del renacimiento, el palacio arzobispal, (sic) románico, el de la diputación Provincial también renaciente y el ojival denominado de la Misa de Alba, moradas que como otras muchas dan a la ciudad una venerable y solemne fisonomía"

Y luego las Burgas que obligatoriamente sorprende a todo visitante de la ciudad.

Dos figuras ilustres

(*) Delegado de patrimonio de la diócesis y archivero de la catedral

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