El crecimiento exponencial, base de la ley de Moore, aplicable a la evolución de los microprocesadores que de forma simplificada viene a decir que cada año se duplica la capacidad de sus circuitos integrados, también está siendo aplicado para entender cómo está evolucionando la tecnología y los costes de producción energéticos. Hay cosas que por mucho que queramos verlo de otra forma, tenemos que rendirnos a la evidencia y una de ellas es que la transición energética se está produciendo de forma rápida y con reducción de costes de naturaleza inédita.
La coexistencia de energías de fuentes fósiles con las energías renovables hidráulica, solar, eólica, geotérmica e incluso la bioenergía, está haciendo debatir enfoques medioambientales de tipo político, cuando realmente la tecnología verde está desplazando a la convencional por razones de costes, por tanto es el mercado el que está operando debido a que los costes de obtención de energía de fuentes renovables está disminuyendo intensivamente y eso sustituye a otras fuentes más caras.
Hasta hace pocos años, es verdad que las infraestructuras de producción energética renovable nos hacían creer que eran muy caras, cuando lo que realmente estaba pasando es que había, e incluso hay hoy en día, resistencia al cambio, debido a las inversiones realizadas en las energías convencionales que impedían que se invirtiera en investigación y desarrollo. Además, la evolución de los precios del petróleo con alzas astronómicas y bajadas de vértigo que mezclados con la mayor penetración de las renovables, provoca los bandazos que estamos observando, pero en definitiva los molinos eólicos o las células fotovoltaicas tienen cada vez más eficiencia productiva, cuestan menos o al menos suponen una inversión más competitiva que una central térmica por poner un ejemplo.
Ahora bien como consumidores nos están maltratando ya que por primera vez en la historia de la humanidad, las fuentes energéticas entendidas como materia prima energética, como el sol, el viento y la diferencia térmica es de todos y las inversiones en infraestructura es un coste fijo, por tanto la tendencia es que la energía será cada vez más abundante y más barata, de tal forma que esto tenemos que verlo en las facturas de las compañías eléctricas que nos llegan a nuestras empresas y hogares.
*Economista
