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Ilustres

Detalles menores de la historia de Xunqueira de Ambía

La vida en el pasado solía transcurrir en el mundo rural, con perseverante normalidad, trabajos, esfuerzos, fiestas, esperanzas, y desde luego la muerte que llegaba relativamente temprana para las esperanzas de vida de hoy, y era noticia triste la mayor parte de las veces, otras quizá aliviadora. Muerte que llegaba de repente o tras breve enfermedad, que la medicina entonces no daba para más.

Xunqueira de Ambía, aún siendo rural, era villa y señorial porque tener una Colegiata era tener Cabildo, música, solemnidades, presencias que animaban la vida y le daban un cierto prestigio social. Personalmente me gusta Xunqueira y su historia ha formado parte de mis investigaciones. Este es un pequeño divertimento de investigación menor, pero no por eso sin interés, hasta es probable que para los que sabemos que las cosas pequeñas hacen realmente la vida y la llenan de encanto o de nostalgia, nos interesen más que la historia con mayúsculas que se escribe con más frecuencia de la debida, adulterada por intereses, ignorancias o revanchas, la memoria de la gente normal, de los hechos cotidianos con sus excepcionalidades que se hacían noticia.

Xunqueira es un espacio urbanístico que tiene su epicentro en el conjunto de la Colegiata con su alta torre que se ve desde lejos, con su reloj que marca las horas y las costumbres, con su claustro que es espacio litúrgico y funeral, caserío que tiene ese espacio clerical peculiar al que se accede por una puerta-arco que solemniza y proclama un territorio sagrado de ábsides, casas de canónigos y palacio prioral donde hay que evocar a Don Alonso de Piña y a Don Martín de Córdoba que con sus contradicciones pero con sus empeños de hacer grande en un lugar apartado y pequeño. A esta Xunqueira que nos serena y gusta, regreso con datos de una fuente concreta el Libro de Difuntos de fines del siglo XVIII y principios del XIX (AHDOURENSE 20-9-19), donde algunas partidas nos permiten recuperar nombres y curiosidades que tienen interés para saber más de la colegiata, de la villa, de la vida...

Espacios funerarios

Tiene interés sociológico y patrimonial los espacios de enterramiento sometidos a una jerarquía de prestigio y de economía. En el interior de la Colegiata se enterraban por supuesto los canónigos y el clero colegial, los espacios más importantes delante de la capilla mayor estaban ocupados desde el siglo XVI por los priores más importantes como Piña y Córdoba y allí siguen. Capillas y naves se irían ocupando según el status de los difuntos. Pero Xunqueira como Colegiata tiene una bello claustro que tuvo también destino funerario desde sus comienzos medievales y luego se intensificó en el siglo XIX y XX hasta el traslado del cementerio a las afueras de la villa en décadas no lejanas.

Canónigos

Colegiata es una tipología de iglesia que sigue en jerarquía a las Catedrales y como ellas tiene Cabildo con canónigos y capellanes y músicos porque la liturgia de una Colegiata es cotidianamente solemne. Por eso la existencia de un coro ocupando la nave central. El de Xunqueira se desmontó en el siglo XX y es una vergüenza que una obra importante del siglo XVI sufra la más absoluta degradación con indiferencia que suma años y deterioro que pronto lo harán irrecuperable. La mayor parte de los canónigos buscaban mejorar y por eso los que pudieron pasaron a canonjías de catedrales mejor remuneradas pero hubo también aquellos que se sintieron bien en la quietud de Xunqueira y aquí murieron. Los canónigos eran por lo general gente culta que daba tono al vivir y aportaba un nivel de refinamiento a los usos y costumbres de la villa.

En estos años se entierran los siguientes: Don Manuel Fernández que falleció el 13 de mayo de 1778, dejando en su testamento 500 misas rezadas y otras en los altares de las advocaciones que eran más veneradas como el Cristo de Ourense, la Virgen de los Milagros y las Ermitas y 400 habían encargado en el Monasterio del Prado de Valladolid, de la orden de san Jerónimo, lo que quizá indique que de allí procedía. Dejó cumplidor y heredero al Párroco que por eso da cuenta detallada de haber cumplido sus responsabilidades funerarias. El 2 de enero a las dos menos cuarto de la noche de 1779 falleció casi de repente el canónigo Don Diego García por el que se dijeron 1050 misas. Don Pedro Ramos fallecía de "accidente" así se llamaba al colapso el 10 de septiembre del mismo y dejaba 100 misas. En 1883 Don Domingo de Guede se enterraba en la Colegiata como ordenaba en su testamento y dejaba 300 misas. No era canónigo, pero sí el cura de la parroquia, que funcionaba en la misma colegiata, Don José Rodríguez, fallecido el 24 de junio de 1809. Otro canónigo de los que se asentaron de por vida en la villa falleció el 8 de agosto de 1812. Se llamaba Don Baltasar Torreira y se anota que dio principio a su testamento pero no concluyó "por la brevedad con que le vino una congoja que no le permitió hablar?"

La vida musical de Xunqueira es interesante, sobre los órganos y sobre algunos detalles de la misma he escrito cosas "Los órganos de la Ex-colegiata de Xunqueira de Ambía." ACTAS II COLOQUIO GALAICO - MINHOTO Santiago de Compostela, 1984 y "Apuntes sobre la música en la Colegiata de Xunqueira de Ambía." BOLETIN DE ESTUDIOS DEL SEMINARIO FONTAN-SARMIENTO Nº 16, Santiago de Compostela, 1995, pero falta un trabajo completo que sería muy interesante.

El órgano actual que milagrosamente se conserva y aunque necesitado de atención funciona, lo hizo en Santiago de Compostela Melchor González Maldonado en 1757. Este organero se documenta en Xunqueira afinando el instrumento anualmente hasta 1785.La caja barroca la realizó el escultor de Celanova Juan de San Martín y remata con un cuerpo en el que figura una imagen de la Asunción de la Virgen, titular de la Colegiata. Añadimos ahora el nombre de dos organistas que fallecieron estando al frente de la plaza, el 7 de agosto de 1779 Don Andrés González natural de la ciudad de La Coruña, que falleció de modo repentino y por eso sin recibir los sacramentos no hacer testamento, y Don Jerónimo de San Martín, que era presbítero, fallecido el 16 de enero de 1791, se enterró en la Capilla del Rosario.

Mueren en Xunqueira de modo circunstancial, tres religiosos porque quizá de allí eran naturales, pero vivirían en sus conventos. Son expresión de aquella numerosa prole de frailes que profesaban en diversas órdenes, alcanzando algunos, prestigio, y desde luego redimiéndose con la profesión quizá de una vida dedicada al campo. Son los siguientes: "Fray Vicente Conde. En el día 24 de noviembre de 1804 yo el infraescripto don José Rodríguez, cura de esta parroquial asistí a dar sepultura eclesiástica dentro de esta iglesia colegial a fray Vicente Conde religioso del convento de la merced calzada de Madrid y natural de esta villa de Xunqueira, que murió en el día 22 del mismo. Recibió el sacramento de la penitencia y luego quedó muerto, por lo que no pudo recibir otros sacramentos asistió a su entierro la comunidad de beneficiados?" Curiosamente en el siglo XX se harán cargo de la parroquia de Xunqueira durante varias décadas una comunidad de padres mercedarios.

"Fray Andrés Maquieira. En el día 6 de abril de 1809 falleció el padre Fray Andrés Maquieira de la religión de nuestro padre San Francisco y vicario del convento de las monjas de Santa Clara de la villa de Allariz. Y en el día siete del dicho mes se dio sepultura su cadáver en la capilla de la virgen del Rosario de esta iglesia Colegial, se tuvo el entierro con asistencia del Cabildo mayor y menor, presidiendo el canónigo tesorero don Francisco Conde. Recibió los santos sacramentos de confesión y de la extremaunción?" Y el tercer fraile era natural de Xunqueira y lo devolvió a su tierra la sectaria desamortización y exclaustración liberal. Trágico el destino de muchos de estos frailes que se vieron en la calle con lo puesto y con unas ayudas para vivir que eran insuficientes y además casi nunca llegaron, este logró colocarse como sochante en la Colegiata y así sobreviviría.. Su partida dice: "En 18 de diciembre de 1838 se dio sepultura eclesiástica dentro de la capilla del Santo Cristo, que está reservada para cementerio de los eclesiásticos de esta parroquia de Junquera de Ambía el cadáver de don Fray Jerónimo Duque, monje exclaustrado (cisterciense) del convento de San Bernardo el Grande de Madrid y natural y vecino en esta parroquia. Era sochantre de esta Colegiata y asistió a su entierro el cabildo y el cura, capellanes y más dependientes de la Colegiata. Falleció el 16 de este mes recibió los santos sacramentos de la penitencia, y extremaunción y los más auxilios espirituales no hizo testamento."

Curiosa la partida, la mudez de nacimiento le aisló de tal modo que le privó de nombre, le llamarían el mudo y basta, porque además no era de la villa y probablemente como pobre de solemnidad, vivía de limosna. Dice así su partida (fol 49): "hombre mudo. En el día 23 de octubre de 1804 don José Moure canónigo, Presidente de esta Colegial dio como tesorero sepultura eclesiástica en los claustros de esta iglesia a un hombre mudo ex nativitate, soltero, cuyo nombre se ignora, natural según han dicho de Caldelas, el cual murió en el día 22 del mismo, se confesó del modo posible y recibió el sacramento de la extremaunción. Se le ha tenido el entierro ex caritate por ser pobre de solemnidad, con asistencia del cabildo menor según costumbre". Años después el 4 de diciembre de 1823 fallecería Antonio Rodríguez que no era de Xunqueira sino "pobre ostiatim" es decir que pedía de puerta en puerta. Eran personajes no mal recibidos porque eran fuente de noticias que en aquella vida discreta se agradecían, tuvo la caridad de pagar el entierro Ramón Cid vecino de la villa.

Un soldado

Una partida de tiempo de la Guerra de la Independencia en la que estaría involucrado, es la de un soldado conscripto que el Diccionario de la Academia define como "Soldado mientras recibe la instrucción militar obligatoria.". "Conscripto del regimiento de Toledo. En el día 19 de abril de 1809 falleció de muerte repentina en el lugar de Cobelo de esta feligresía un soldado cuyo nombre y apellidos se ignora, que tendría 30 años, era soldado conscripto del nuevo regimiento de León. Dicen haber sabido que era natural del lugar de Arau distante tres leguas de la villa de Celanova; que no tenía padre sino madre la que desde seis meses estaba enferma y una hermana casada y en el 20 del mismo mes se le tuvo su entierro con asistencia del cabildo menor de esta Colegiata presidiendo el canónigo don Francisco Conde y se dio sepultura a su cadáver en el claustro de esta iglesia. Luego se añade: Nota: se averiguó posteriormente que el soldado conscripto contenido en esta partida se llamaba Antonio Gómez".

Finalmente es curiosa la partida de un condenado a muerte mediante tiro de arcabuz, que el Diccionario define como "Arma de fuego portátil, antigua, semejante al fusil, que se disparaba prendiendo la pólvora del tiro mediante una mecha móvil incorporada a ella". Lo sería por algún motivo político dada la fecha de la ejecución, o condena por delito de sangre o sedición. Estos ajusticiamientos eran un macabro espectáculo público al que asistía gente de toda la comarca. Dice así su partida. "Manuel Paradela. En 25 de agosto año de 1823, yo el infraescripto cura párroco de esta parroquial y colegial Iglesia de Santa María de Junquera de Ambía di sepultura eclesiástica en los claustros de esta dicha Iglesia al cadáver de Manuel Paradela, vecino de Orban alcaldía de Villamarín, al cual fui exhortando desde la plaza de esta villa hasta en medio del Seigedro, en donde, o en cuyo sitio después de confesarle y reconciliarle fue arcabuciado por la partida del comandante Feces, hizo testamento verbal y entre otras cosas dejó dispuesto se aplicasen por su ánima 200 misas".

(*) Delegado de patrimonio de la diócesis y archivero de la catedral.

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