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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Los primos

Hubo un tiempo en el que a las principales empresas petroleras se las conocía como "las siete hermanas", quizá porque, aparte la natural competencia en el mercado, se las arreglaban para seguir una política muy parecida a fin de, como se dice de los bomberos, no pisarse la manguera. En Galicia, y desde hace unos años, la táctica fraternal de las diferentes compañías en sus gasolineras hace que pueda hablarse de casi tres millones de primos. O sea, los gallegos/as.

La ironía viene a cuento porque no se sabe bien por qué razones -ni con qué complicidades- el combustible se paga aquí bastante más caro que en otras comunidades y, además, con una sospechosa coincidencia entre los expendedores. Eso, en principio, podría suponer una mala práctica, incluso abusiva, que tiene aspecto de ir contra legem, pero la impunidad es otra evidencia.

Para acabar con ese estado de cosas, o al menos para averiguar por qué sucede, los diferentes gobiernos anunciaron medidas de todo tipo, y la Xunta actual incluso anunció que, para aumentar la competencia -vaca sagrada del actual sistema mercantil- estaba dispuesta a otorgar más permisos para distribuir fuel o gasolina. Pero, si lo hizo como dijo, fue una especie de brindis al sol, porque los precios están ahí y no parar de aumentar.

Algunos, seguramente los más ingenuos o bondadosos habitantes de este antiguo Reino, siguen creyendo que la situación se debe a los productores, gentes lejanas que disponen de petróleo y en teoría regulan sus precios subiendo o bajando la cantidad extraída. Pero eso, aunque fuera exacto -y hay dudas más que fundadas de que la OPEP actúe unida- no tiene la repercusión natural en los mercados, al menos no como marca la teoría.

Las pruebas son abundantes; aparte de la situación de ahora mismo, puede comprobarse el extraño fenómeno de que cuando bajan los precios en origen, tarda en aplicarse en los distribuidores que, en cambio, si sube, son rápidos como el rayo para situarse a rebufo de las nuevas tarifas. Los empresarios -y la autoridad- lo explican, pero es lo cierto que casi nadie los cree.

Los resultados, además de la repercusión en los bolsillos de los primos de las siete hermanas, alcanzan una repercusión incluso más trascendente y peligrosa para el país en su conjunto. Primero porque la mayor carestía del combustible perjudica a muchas empresas gallegas y, segundo, porque de rebote puede suponer peores salarios -e incluso hasta despidos- en ellas y desde luego encarecimiento de precios al consumidor. Y estas son en verdad palabras mayores.

¿Verdad...?

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