Quizás sea un poco atrevido el afirmar que el sistema de pensiones en nuestro país es de carácter piramidal, es decir que se financia los pagos de los derechos adquiridos por los pensionistas, con lo que se percibe de los trabajadores en activo. Efectivamente al igual que en la finanzas piramidales los pagos de altos intereses prometidos, se financian con las aportaciones de nuevos clientes y como todo el mundo sabe siempre acaba en un desastre financiero.

Esta similitud se acentúa cuando el sistema quiebra, es decir cuando los contribuyentes aportan menos que lo que el sistema debe pagar a los que han adquiridos los derechos a percibir. Esto pasa fundamentalmente porque no existe un proceso de capitalización que exigiría prioritariamente atender las obligaciones de pago del sistema, con las utilidades o rendimientos que producen el capital aportado y no con el ahorro mismo.

Pensar que serán los trabajadores en activo con retenciones sobre sus salarios los que deban pagar las pensiones de los jubilados actuales y futuros es con los datos que tenemos de empleo, retribuciones medias, alargamiento de la esperanza de vida una ecuación que podremos darle muchas vueltas pero que el resultado parece bastante previsible. No deseo en absoluto ser catastrofista, pero obviamente nos tenemos que poner manos a la obra para cambiar muchos criterios y conceptos que permitan reorientar el sistema.

Si hay que desplazar años en la jubilación supongo que la sociedad tendrá que debatir este asunto en profundidad y percibo que no hay mucho consenso sobre aplazar la jubilación a los sesenta y siete o setenta años. El gobierno ya ha adoptado decisiones en este sentido, pero aún no está siendo percibido por los ciudadanos y hay varios partidos políticos que propugnan más bien lo contrario.

Por otra parte el desempleo se ha cuasi cronificado y los empleos que se crean son en general de baja perdurabilidad y retribuidos de forma insuficiente para basar sobre los sueldos las retenciones que el sistema exige.

Los expertos en la materia dicen, más últimamente, que no debemos alarmarnos tanto, debido a que las expectativas de crecimiento de la economía aportarán los medios que se necesitan para pagar las pensiones. En cualquier caso los debates de ésta naturaleza, pueden tener contenidos falaces. Por ejemplo, las cuentas siempre cuadrarán si simplemente se disminuye las pensiones a percibir, práctica prescrita por los "hombres de negro" en su intervenciones en países como Grecia, Portugal y España.

*Economista