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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

La ruina

Dicho con toda crudeza, y vistas las cifras que acaba de publicar este periódico, no parece caber duda alguna de que al menos en términos financieros, el Igape es una ruina. Y si se tiene en cuenta que la previsión de ese organismo anuncia pérdidas de hasta 108 millones -de euros, claro- por su participación en el capital de empresas gallegas, habrá que preguntar qué tipo de "promoción económica" es el la que proporciona ese instituto.

Y no se trata, conste, de producir una crítica sin argumentos o de pillar moscas por el rabo: el déficit que se contempla, en parte por avales que firmó para el apoyo del negocio de las empresas, quiere decir al menos dos cosas: o no estudió, el instituto, como debería los proyectos o no controló lo bastante su desarrollo. Y ambas hipótesis -que no son incompatibles ni, lo que es peor, únicas- obligan a preguntar por qué.

En este punto conviene recordar, sin mala intención, que el Igape, con una anterior dirección, había levantado una escandalera que terminó en los tribunales por presuntas malas prácticas. El caso entró desde entonces en los largos senderos judiciales y parece medio olvidado, pero no faltarán ahora quienes, llevados por el ruinoso balance de las cifras citadas, vuelva sobre muchos de los pasos dados entonces y pregunte cómo va el asunto.

Conste que la idea fundacional del Igape, o sea, la promoción económica de Galicia con ayudas públicas de diferentes tipos, no resulta en absoluto innecesaria ni debería tampoco haber sido tan arriesgada cono se deduce del repaso. Y es cierto que ocurrió la crisis y con ella el descalabro de muchas previsiones empresariales, pero eso indica también que no se calculó como se debería haber hecho la viabilidad del instituto y sus "ahijados".

La oposición, que en la legislatura anterior rozó, sin entrar de lleno y con más afán de hacer ruido que de recoger nueces, el asunto, lo omitió en campaña electoral y no se le ha visto, de momento, intención de plantearlo ya en la primera ocasión. Las cifras lo exigirían, pero por lo que parece la izquierda está ahora ocupada en otras cosas.

Y no debería, por supuesto. Si, como dijo el señor presidente Feijóo, la creación de empleo es el objetivo prioritario de los próximos cuatro años, no parece razonable que una herramienta que podría facilitarle la tarea y para lo que fue concebida, aporte ruina y, seguramente, más desempleo aparte de un vaciado siquiera parcial de la hucha de la Xunta, que tanto trabajo cuesta -a contribuyentes- ir rellenando muy poco a poco. Y como ha de tener responsables, que se sepa quiénes son y qué hacer con ellos.

¿No...?

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