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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

La reacción

A partir del hecho de que los gobiernos, por lo general, son reacios a la autocrítica -sobre todo en tiempo electoral-, lo que llama la atención es que ese defecto, aún con más fuerza, afecta a la oposición. Y se aprecia de forma especial, por ejemplo, en la reacción que en Galicia ha tenido toda la izquierda a las encuestas publicadas este fin de semana y que coinciden en anticiparle un fracaso individual y conjunto a los confluyentes y a los que no.

Es cierto que, como asegura un antiguo refrán, entre el dicho y el hecho hay mucho trecho, lo que traducido al román político equivale a confirmar que del pronóstico al resultado puede haber un abismo. Pero sea cual fuere la sentencia final de las urnas, negar que a día de hoy hay mucha más gente que no se fía del puzzle opositor es absurdo. Y peor aún es que en lugar de intentar un último esfuerzo para convencer, los aparentes perdedores se limitan a descalificar a las encuestas y los media y anunciar que lo que importa es el recuento.

Es verdad, claro, pero eso quiere decir que, aun sin mayoría absoluta, un contingente más que considerable de habitantes de este antiguo Reino prefiere a Feijóo que al resto. Luego, de forma legal y en base al modelo representativo español, los demás, juntos, pueden quitarle lo que la ciudadanía le dio, pero eso viene a ser una operación que no pocos creen parecida a la del famoso "tocomocho".

Puede sonar fuerte, pero es así. Especialmente en esta ocasión -y en opinión personal de quien la expone- los que votan PSOE es porque no quieren a Villares de presidente, y viceversa. Y ya ni se diga los del BNG, que no han querido aliarse a ninguno de los otros, aun pasando tan malos momentos como los que pasan: por algo será.

En cuanto a Ciudadanos, como están en el limbo tienen interpretación variable de por qué votan lo que votan en cada momento. Así las cosas, a los pactos -legales, conviene insistir en ello tanto como en el hecho de que no son lo que la gente ha votado- se firman por profesionales de la política que algunos llaman mercenarios no sin razón. Y eso, al menos, está muy feo.

La falta de autocrítica en la oposición es tanto más grave que la del gobierno, además, porque se supone que no debe imitar los errores y sobre todo porque incide en un déficit de realismo en el análisis del entorno que precisamente, y en el tema de las encuestas, deja a mucha gente en la inopia. Y eso suele ser suicida porque la inevitable confusión que produce entre la gente corriente se plasma en una alta abstención o en el apoyo a lo que hay para evitar experimentos que además no se hacen con gaseosa.

¿Eh...?

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