Hace unos días el IGE hizo públicos los datos de su índice de confianza del consumidor, un índice que se construye a partir de las respuestas de una muestra amplia de ciudadanos gallegos. Los resultados aparecen en la tabla adjunta, que recoge también tres de las dimensiones sobre las que se pregunta y que acaban siendo utilizadas para obtener el indicador global. Por construcción, los indicadores adoptan valores que van de -100, que sería el pesimismo absoluto, hasta +100, que representaría el máximo optimismo posible.
Lo primero a destacar es el empeoramiento del indicador global en los últimos tres trimestres. Desde los mínimos que se alcanzaron a finales de 2012 y principios de 2013 (-43,26) la mejora fue notable y progresiva. En algún trimestre se empeoraba ligeramente respecto al anterior, pero enseguida se recuperaba el terreno perdido, hasta llegar al mínimo de -8,69% en el tercer trimestre de 2015. Muy cerca ya de la posición neutra que marca el 0 y el mejor registro desde 2010.
Al contemplar lo que nos dicen los indicadores parciales, vemos que en esa pérdida de optimismo pesa más la percepción de lo general (de la economía de Galicia, del desempleo) que de la situación personal. Si a ello añadimos que las cifras de crecimiento del PIB que estima el IGE y de la actividad económica que muestra el indicador del Foro Económico de Galicia son hoy claramente mejores que hace un año; que en 2016 cerraremos mejor que en 2015; y que las ventas minoristas reflejan un buen comportamiento en Galicia, la conclusión es que existe una disonancia entre, por un lado, la realidad percibida de forma inmediata y los datos objetivos y, por otro, la forma en la que los ciudadanos perciben el escenario global.
Esta disonancia es extensible en general al resto de España y nos debería invitar a reflexionar sobre las causas. ¿Será que analistas y medios de comunicación están sesgados hacia mensajes pesimistas? ¿Será que no acabamos de creernos que hemos salido de la durísima recesión y estamos en otra etapa? ¿Será que la falta de gobierno en España nos agobia? La reflexión no es baladí. Las expectativas importan, y mucho, en economía.
*Director de GEN (Universidade de Vigo)
@SantiagoLagoP
