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Servicio de Neurofisiología Clínica. Hospital Universitario de Santiago

El horario oficial desfasa el reloj corporal

Desde hace tiempo existe un debate sobre si nuestra hora oficial es la idónea para nuestra localización geográfica. Se han esgrimido razones de diversa índole a favor y en contra. En este artículo presento información relevante desde un punto de vista médico para considerar seriamente adaptar el horario oficial a uno más acorde a nuestra localización geográfica.

El día a día de todos los seres humanos está influenciado por tres relojes diarios: el reloj solar, el reloj interno de nuestro organismo y el reloj social. El reloj interno situado en el cerebro se sincroniza con el reloj solar mediante la luz solar que recibe la retina. Esta sincronización establece lo que denominamos ciclo circadiano o ciclo diario. Prácticamente todas las funciones que lleva a cabo nuestro organismo están determinadas por este ciclo diario: la sucesión de la vigilia y el sueño, la frecuencia cardiaca, la presión arterial, la secreción de las hormonas, la temperatura corporal y también funciones cognitivas como la toma de decisiones. Los problemas surgen cuando el organismo tiene que ajustarse a un reloj social, la hora oficial del lugar donde vivimos, sobre todo si difiere de forma significativa con el reloj solar. Compartimos la misma hora oficial que Alemania, pero la salida y la puesta del sol se produce con una hora y cuarenta minutos de retraso en Galicia. Es razonable suponer que podrían producirse alteraciones al intentar sincronizar estos relojes cuando existen diferencias horarias. ¿Se producen desajustes en las funciones corporales que dependen del ritmo circadiano en tales situaciones? La respuesta es afirmativa.

Los seres humanos según la cronobiología, ciencia que estudia los ciclos biológicos, y de acuerdo a nuestras preferencias relativas al sueño somos "búhos", noctámbulos, o "alondras", madrugadores. Se han realizado estudios en relación a la distribución geográfica de estos dos cronotipos en países con una única hora oficial y que abarcan un huso horario completo, encontrando que las "alondras" se situarían al este y los "búhos" al oeste, distribución independiente de factores genéticos, y que con mucha probabilidad está en relación con los "zeitgebers" o marcadores externos como es la luz solar. Un estudio realizado con adolescentes de diferentes países de Europa central mostró que los madrugadores se distribuían, dentro de la misma zona horaria, preferentemente hacia el este y el norte. De forma similar el tiempo de sueño está en relación con la salida del sol, encontrando periodos de sueño más cortos alrededor del equinoccio de verano. Estos datos confirman que tanto el cronotipo como el tiempo de sueño, aún en medios urbanos con importantes fuentes de luz artificial que podría alterar los resultados, están influenciados por el reloj solar. No es difícil imaginar que ocurrirá con las funciones corporales de un "búho" que esté sometido a un reloj social adelantado unas horas con respecto al ritmo marcado por el reloj solar y su reloj biológico. Pensemos por un momento en los niños y adolescentes de nuestro entorno que entran en los centros escolares sin que aún haya salido el sol e incluso ya se ha puesto cuando terminan su jornada. ¿Deberíamos resignarnos a esta situación? Porque al fin y al cabo podemos argumentar que son solo pequeños desajustes y que otros factores como, por ejemplo los económicos, deberían prevalecer en la decisión de mantener el horario vigente.

Considero que las consecuencias biológicas de esta situación no son precisamente banales. Disponemos de un buen número de trabajos científicos que constatan los efectos negativos de los desajustes entre los relojes biológico/solar y el reloj social, mencionaré algunos ejemplos. El rendimiento académico de estudiantes universitarios que se ve reducido de forma significativa por la zona horaria. Los accidentes de tráfico que se concentran de forma significativa en horas matutinas. Existe una mayor incidencia de alteraciones mentales, constatando que la relación localización geográfica y la zona horaria predicen de forma significativa la depresión invernal en jóvenes. Las alteraciones hormonales consecutivas a las alteraciones del ritmo circadiano podrían estar detrás de algunas patologías, lo que ha dado origen al termino cronobesidad. Incluso la Agency for Research on Cancer desde 2007 clasifica como probable carcinogénico las alteraciones del ritmo circadiano. La mayor incidencia de infartos de miocardio y los efectos sobre la salud cardiovascular, por un predominio de la actividad simpática.

Cada vez se acumulan más datos científicos que muestran los efectos perjudiciales de desajustar el reloj biológico por condicionantes sociales. No existen estudios específicos en Galicia, sería deseable disponer de ellos, pero son esperables datos al menos similares a los mencionados. Porque no debemos olvidar un dato muy importante: la mitad occidental de nuestra comunidad acumula una diferencia horaria respecto a la hora solar de tres horas y media durante seis meses. ¿Cómo podemos ajustar los relojes sin que nuestro organismo se resienta?. La respuesta es con una hora oficial más acorde a nuestra localización geográfica.

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