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Nombres propios

Amando Prada Castrillo, jurista

El pasado 3 de marzo, a los 84 años de edad, nos ha dejado, no sin sorpresa, un tan buen ourensano como digna y buena persona. Amando Prada Castrillo había nacido en Ourense en 1931, año en el que se proclamó en España la 2ª República. Durante décadas realizó en nuestra ciudad una labor cultural y social encomiable y enormemente importante. Siempre con alegría, dedicación, amabilidad, comprensión y respeto por todas las ideas. Ayudando siempre de forma desinteresada a todos los ciudadanos, y muy en especial a los que trabajábamos en el campo socio-cultural. Esta su excelente labor, llevada a cabo desde sus diferentes cargos como presidente de varias entidades ourensanas, como teniente de alcalde de nuestro ayuntamiento durante un tiempo, y más tarde, cuando en 1977, al inicio de la democracia, fue nombrado por el ministro Pío Cabanillas, como Delegado Provincial de Cultura, se completó también de forma magistral con su otra labor profesional de jurista, reconocido, apreciado y muy valorado, llegando a ser como abogado y miembro nº 21 del Colegio ourensano de Abogados, un gran especialista en derecho matrimonial, resolviendo, de forma siempre acertada, numerosos casos de separaciones y divorcios, y más en especial con la promulgación en 1981 de la ley de divorcio en nuestro país, durante 60 años de ejercicio de la abogacía en nuestra ciudad. Esta su labor es continuada en la actualidad por su hijo Amando Prada Allo.

Amando Prada, en épocas en las cuales el ejercicio de la política, especialmente la local o municipal, era vocacional y digna por ser platónica, sin cobrar por ello, sino llevada a cabo de forma gratuita y desinteresada, con plena entrega, y en la que la "gratificación" consistía en hacer el bien por los ciudadanos y vecinos, con la satisfacción personal que esto producía, ejerció como concejal del Ayuntamiento de Ourense, durante los mandatos como alcaldes de David Ferrer Garrido y Ricardo Martín Esperanza, y llegó a ser él también alcalde en funciones en algún momento. Por varios años fue primer teniente de alcalde de nuestro ayuntamiento y, entre otros, tuvo como compañeros a los también concejales Luis Gómez Andelo, Manuel Blanco Guerra y a Manolo Rego Nieto, felizmente vivo y, por suerte, entre nosotros. Rego merece también que le dediquemos uno de nuestros artículos por su magnífica labor como presidente de las fiestas mayores de la ciudad y luego en la Diputación, la Coral de Ruada, en el Instituto de Estudios Ourensanos "Padre Feijóo", la OPRIN, y más tarde como gerente del Teatro Principal. . tanto Amando Prada como Manolo Rego eran grandes amigos, aunque pudiesen discrepar en algunos aspectos de la política, pero siempre mantuvieron en pie su amistad, y ya habían sido compañeros como estudiantes. Todavía hoy es el día en que nos emocionamos cuando leemos aquella acta del pleno de nuestro ayuntamiento de fecha 5 de marzo de 1968 en la que por unanimidad se aprueba hacer un homenaje póstumo a Florentino Cuevillas, dándole su nombre al grupo escolar de Velle, a una calle de la ciudad y levantar un monumento en su honor en la Alameda en forma de menhir de piedra, dedicado a su grande figura y sus estudios sobre la prehistoria del noroeste peninsular, todavía sin superar. Entre otros, en esta acta, aparecen los nombres de Eustaquio Puga, Blanco Guerra, Manolo Rego y Amando Prada.

Son pocos los ourensanos que saben que el hermoso Belén de Arturo Baltar tiene su origen en un encargo que se le hizo al escultor en el mes de octubre de 1967, por parte de la Asociación de Belenistas de Ourense, que precisamente presidía en ese momento nuestro amigo Amando Prada. De esta forma comenzaba el primer Belén elaborado por Baltar, formado con las figuras principales del Portal: José, María con el Niño Jesús en su regazo, el buey, la mula, un ángel y los tres Reyes Magos. Que se presentó en aquella altura en los soportales del ayuntamiento en la Praza Maior. Este germen de "Nacimiento" con el tiempo fue creciendo en esculturas cada año, con más personajes, grupos sociales, arquitectura civil y religiosa, ambientación paisajística, oficios diversos, artesanos, gentes, edificios y lugares recreados en las vivencias del escultor, y que pequeños y mayores pueden reconocer en su imaginario. En el año 1969 el Belén se colocó en el Museo Arqueológico delante del claustro románico, y ya en 1970, y durante toda esa década se instala durante la Navidad junto al Pórtico del Paraíso de la Catedral ourensana. En la Navidad de 1980, aprovechando el espacio de la capilla de S. Cosme y S. Damián, en la zona antigua de la ciudad donde confluyen las calles Pena Vigía y Reina Victoria, se instala definitivamente el Belén mucho más ampliado, y ya como un conjunto escultórico permanente y de gran belleza, que merece ser visitado. En el año 2010 se remodela por completo la capilla, junto con su edificio anejo, para albergar el Belén y una parte significativa de la obra de Arturo Baltar. Pero nadie debe olvidar que la idea inicial de que contásemos en nuestra ciudad con esta maravillosa muestra escultórica, y el que puso la primera piedra, fue de Amando Prada.

Tampoco ningún ourensano debe olvidar que Prada fue presidente, además de la Asociación de Belenistas, que venimos de comentar, de la Coral de Ruada, de la Sociedad Filarmónica Ourensana, en una de sus etapas más brillantes, similar a la etapa de la presidencia de Manuel Albendea, y del Liceo Recreo, que Amando Prada tanto apreciaba y por el que siempre tanto luchó. Había accedido a la presidencia de esta entidad de la calle de Lamas Carvajal en enero de 1976, que tuvo que abandonar por incompatibilidad cuando, en fecha de 7 de noviembre de 1977 (BOE del 16 de noviembre) fue nombrado como Delegado Provincial de Cultura por el gobierno de la UCD, presidido por Adolfo Suárez, siendo el primer delegado en este campo de la recién estrenada democracia. Del Liceo Amando era socio de honor y fue en su momento el responsable de la nueva redacción de sus estatutos que, a principios de los años 80, permitieron que las mujeres pudiesen ser socias titulares, y no por ser esposas o hijas de socios varones.

Ejerciendo como Delegado de Cultura realizó una labor modélica, recordada por todos los que en aquella época trabajaban en el mundo de la cultura, muchos de forma voluntaria y desinteresada. Nadie debería olvidar que gracias a él el Cine Club "Padre Feijóo", que, entre otros, era dirigido por Emilio Losada, José Paz y Segismundo Bobillo, se salvó de su desaparición al gestionar Amando Prada en el Ministerio de Cultura madrileño una ayuda económica para cubrir el déficit económico provocado por la edición de las "Xornadas do Cine" de aquel año. Fue también él el que posibilitó que nuestro Cine Club, después de tener que abandonar por problemas económicos el Cine Mary de la calle de Cardenal Quiroga, primero realizase sus proyecciones en 16 mm. (de cine alemán, francés y canadiense) en la sala de la Delegación de Cultura en la avenida de la Habana, sita en el popularmente conocido como edificio "Casa de chocolate". Y, al año siguiente, se pudiesen instalar los proyectores de 35 mm. del antiguo Cine Avenida, adquiridos por el Cine Club al colegio de las monjas franciscanas de Maceda, en la Casa de la Cultura y la Biblioteca Pública de la calle Concejo. Pudiendo así tener una autonomía y proyectar los films en el formato más adecuado para los cinéfilos. Incluso los directivos tenían la llave para acceder a la sala y cabina y realizar allí las sesiones semanales cine-clubistas de los lunes y las infantiles de los viernes. Y organizar diversas Mostras Cinematográficas y algunas de las últimas ediciones de las "Xornadas do Cine". La actuación positiva de Amando Prada, queda muy claro, fue decisiva para la continuidad y la supervivencia del "Padre Feijóo", una de nuestras entidades culturales más veterana y con vida. Que, por cierto, en los últimos tiempos, sus sesiones se celebran en esta sala de la Biblioteca, recuperada de nuevo para las sesiones de cine de calidad, por sus actuales directivos.

Hasta hace bien poco Amando Prada participaba en la tertulia del Liceo, recordando la época dorada de la misma en etapas anteriores, cuando todavía vivían sus mayores dinamizadores, como fue el caso de Carlos Casares. Amando no solo fue un excelente gestor y presidente de varias entidades como antes comentamos. También fue un grande espectador, orador y auditor de música. Era feliz acudiendo siempre con su esposa Esther Allo, a la que tanto quería, a los conciertos de música clásica, a muchas conferencias y mesas redondas celebradas en la ciudad, y a las sesiones cine-clubistas, tanto las semanales, como las especiales de Mostras y Jornadas. Ambos disfrutaban enormemente con las películas de arte y ensayo, y atendían casi como buenos escolares las explicaciones previas de los presentadores de los films, participando luego en los coloquios posteriores y finales.

Son también pocos los que saben que Amando era socio y gran seguidor del C.D. Ourense, tristemente desaparecido hace dos años. Muchas veces acudíamos juntos a los partidos, y al regresar comentábamos entre ambos las jugadas, los goles y las incidencias de cada encuentro. Ambos coincidíamos en nuestro amor al equipo del Ourense, que representaba a nuestra ciudad y provincia en el campo del deporte. Y que hoy, eso esperamos, va a ser la U. D. Ourense la que recupere la memoria de tan entrañable club.

Amando Prada era amigo de los amigos, auténtico de verdad, siempre con el mayor humor, procurando continuadamente desde todos los puestos que ocupó arreglar las cosas con acuerdos y con negociación. Como abogado matrimonialista defendió a muchas mujeres en sus casos de separación o divorcio. Siempre estuvo en contra de la discriminación social de la mujer. Uno de los primeros disgustos que llevó en su vida fue cuando perdió a su hija, en plena juventud, siendo una maestra excelente, formada en la Escuela Normal ourensana. Pero hace poco más de un año llevó otro gran disgusto, al perder inesperadamente a su esposa Esther que tanto quería, que lo acompañaba casi siempre y eran inseparables. Desde este tristísimo momento, Amando perdió mucha de su alegría y vitalidad, comía poco y disminuyó mucho su actividad, acudiendo a diario solo al Liceo y a su tertulia, reduciendo cada día su alegre mirada, hasta que se apagó. Su grande persona y su bondad quedarán siempre en nuestra memoria y en nuestro corazón. Ourense ha perdido uno de sus mejores ciudadanos con los que contó durante años. Ciudad a la que tanto quería y en la que siempre se encontró encantado y muy a gusto.

(*) Educador social y animador cultural.

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