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Santiago Lago Peñas.

Al envejecer, cambiamos de prioridades

Hace unos días ha salido publicado un interesante documento que analiza las consecuencias del envejecimiento sobre las preferencias de los ciudadanos sobre la composición del gasto público. El trabajo, firmado por Luiz de Mello, Simone Schotte, Erwin Tiongson y Hernan Wrinkler, se encuentra disponible en internet en acceso libre. Un trabajo muy pertinente para analizar las consecuencias de la demografía que nos caracteriza en España y, particularmente, en Galicia.

El gráfico adjunto, tomado del artículo, hace referencia al conjunto de países europeos y refleja lo siguiente. El gasto en educación es la primera prioridad solo para los individuos más jóvenes, que están todavía en el sistema educativo o han pasado por él recientemente. A partir de los 24 años, la sanidad es la prioridad con clara diferencia respecto a las demás. La educación mantiene su relevancia hasta que los hijos abandonan el sistema. A partir de los 45 años se produce un declive que se acentúa cuando llega la edad de jubilación. Al contrario, las pensiones aparecen en un modesto cuarto lugar para los jóvenes. Solo uno de cada cinco considera que sea una de las dos áreas en las que hay que concentrar esfuerzos. Pero su relevancia aumenta sustancial y progresivamente al cruzar la barrera de los cuarenta. Finalmente, el gasto en medio ambiente pierde interés conforme nos hacemos mayores.

En definitiva, los jóvenes apuestan por la educación y el medio ambiente. Los mayores, por sus pensiones y su atención médica. Los jóvenes piensan en el futuro. Los mayores en conservar lo que tienen y vivir lo mejor posible lo que les queda. Es lógico. El problema aparecerá cuando los mayores pasen a ser mayoría. Porque solo se puede conservar lo que se genera.

*Director de GEN (Universidade de Vigo)

@SantiagoLagoP

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