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tRIBUNA LIBRE

A vueltas con el PXOM de Vilagarcía

La revisión del PXOM de Vilagarcia viene a ser como el rio del Con y sus afluentes, aparece y desaparece en su recorrido. Poco se sabe de él desde que fue contratado en mayo del 2008. Lo más destacado es que llegó a estar listo para su aprobación inicial; solo que el destino decidió guardarlo en un cajón al que nunca tuvieron acceso aquellos a los que realmente les concierne; los ciudadanos de Vilagarcía. Por lo que hablaremos de la revisión del PXOM en términos de fe, nos dicen de su existencia, pero no lo conocemos.

Esta corporación ha manifestado su interés por impulsarlo (como no podía ser de otro modo), sin embargo, no llegamos a entender el o los motivos de ese autodesafio al ser ineludible para su aprobación la mayoría absoluta de la corporación.

Por otro lado, el PXOM del año 2000, redactado en base a las "fantasías" de crecimiento inmobiliario previas al estallido de la burbuja en el año 2007 no está, en ningún, caso agotado. Para contrastar la muy escasa actividad del sector basta como referencia el número de expedientes de licencia de obra mayor solicitados en el año 2015 (que fueron ocho), por lo cual, insistir en la ineludible revisión del PXOM es obviar la terca realidad.

En todo caso, nadie duda de la necesidad de corregir los errores y desajustes del PXOM vigente, situaciones la mayoría de las veces solventables en seis meses con la diligente tramitación de las correspondientes modificaciones puntuales, eso sí, demostrando el interés público de la actuación pretendida.

Cuestión distinta es descubrir la causa de la alergia que provoca esa clase de documentos a esta corporación quien excusándose en la revisión del PXOM (que nunca llega) las evita de forma prácticamente automática cuando son los particulares de forma individual los que pretenden una solución a su problema. En estos días se aprobará en el parlamento de Galicia una nueva Ley del Suelo, hecho que obligará a adaptar el desconocido documento de revisión del PXOM a las determinaciones del nuevo texto legal.

Por tanto, parece más sensato y económico para las arcas municipales (que en definitiva son los bolsillos de los ciudadanos de Vilagarcia) tramitar, después de la entrada en vigor de la nueva Ley, una sencilla adaptación del documento vigente a la nueva legislación incorporando los reajustes necesarios y las correciones a los errores detectados. Veremos qué pasa, el tiempo dirá.

*Arquitecta de Vilagarcía

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