Mágicas e ilusionantes Majestades:

Aunque al leer estas líneas pronto sabríais quién os escribe, me parece más correcto hacer una previa presentación, haciéndoos saber que os escribe Vigo, el Vicus Spacorum de los romanos que evolucionó hasta convertirse en la primera ciudad de Galicia y que, en el ámbito de nuestra comunidad autonómica, es la ciudad que concentra la mayor y más variada red industrial; la que casi monopoliza el tráfico marítimo de contenedores; la que lidera el número de turistas de cruceros; la que se enorgullece como puerto pesquero predominante en el ámbito internacional; la que acoge la cabecera de la Autopista del Mar, ya consolidada vía que atiende al tráfico marítimo con Francia, la? ; incluso me atrevería a añadir que es la que en los más insólitos lugares del mundo ofrece nuestra marca con un entrañable Celta de Vigo.

Con este árbol navideño colmado de adornos podría pensarse en la inoportunidad de una carta de peticiones; pero no es así, porque, al margen de que la evolución genera nuevas y propias necesidades, en estos momentos podría ofrecerse otro árbol navideño huérfano de adornos y expectante de ellos. Por eso os escribo, Majestades, pidiendo perdón por los fallos cometidos y suplicando vuestros buenos oficios en pro de satisfacer necesidades que exigen un solidario esfuerzo y la utilización de todos los medios a nuestro alcance. Sin más limitaciones que las que dicte la honestidad y el respeto a las leyes.

Mis suplicas se inician con la imperiosa necesidad de sobreponernos al tremendo varapalo de la anulación del PXOM y con la severa exigencia de que se esté trabajando ya en la confección de un nuevo plan y en la búsqueda de cualquier resquicio legal que permita llevar a cabo puntuales singularidades; recordando que, dentro de los parámetros de la decencia, los fines justifican los medios.

Otro adorno que espera el desdichado segundo árbol navideño es poder contar con una estación intermodal, uniendo las terminales de autobuses y ferrocarriles, como propone cualquier racional planteamiento

Majestades, creo que no sería descabellado volver a airear el problema de que los muelles no estén debidamente conectados con los ferrocarriles; conexión que ahora debiera llegar hasta Bouzas para suministrar contenidos a la Autopista del Mar. Seguramente no es tarea fácil, pero los actuales avances de la ingeniería permiten salvar cualquier obstáculo. Un argumento más sería recordar que esta carencia ya tuvo, en su momento, nefastas consecuencias con el fallido propósito de contar con un puerto nodal. Claro que entonces las decisiones ministeriales nos asombraron con un rosario de desatinos, a los que sabiamente se adjetivó introduciendo un breve cambio en una popular canción gallega, presentando así su verso "Ay Pepiño, por Dios, que te vaias. Non te quedes con nós".

Tampoco puedo olvidarme de la lastimosa pérdida de la conexión aérea con París , sin duda prioritaria a la de cualquier otro enlace internacional. El clamor -especialmente del sector industrial- pide que haya que recuperar tal conexión, si es necesario, con oro, incienso y mirra.

Consciente de que el que mucho abarca poco aprieta y porque no quiero abusar de vuestra reconocida paciencia termino esta peticiones solicitando la búsqueda de destino -tal vez mágico- para dos edificaciones tan emblemáticas como el Pirulí y el Teatro Fraga.

Sin olvidarme de disculparme por haberme tomado la libertad de personalizar el nombre de la ciudad, hago votos para que a vuestra generosidad con Vigo se sepa corresponder con esfuerzo y lealtad -a Dios rogando y al mazo dando- para coronar tan ilusionantes objetivos. Gracias, Majestades, que es tanto como decir, gracias, Vigo.