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Ceferino de Blas.

La ocultación de Holemans

Primero llegó y se hizo notar hasta ganar el premio artístico más importante del año en Galicia. Después se ocultó y no volvió a saberse de su estancia en Vigo en setenta años. Hasta que su hijo se puso a indagar para reconstruir la biografía.

Hablamos de Karel Holemans (FV, 8-11-2015), belga-flamenco de origen, pintor de profesión, proalemán, colaboracionista con los nazis y espía en Madrid. Se le atribuyen delaciones de compatriotas, por lo que fue condenado a muerte al finalizar la II Guerra Mundial por los Aliados.

Pero también fue quien consiguió sacar los archivos de la Orden del Temple, a la que pertenecía, de Bélgica hasta Portugal para que no cayeran en manos de la Gestapo. Como otros perseguidos se escapó y residió en España hasta su muerte.

Uno de los interrogantes que faltan por despejar de la biografía es su estancia en Vigo, entre los veranos de 1945 y 1946. Hasta ahora han sido documentados los siguientes datos, según relata el Faro: está en la ciudad en agosto de 1945, tres meses después de firmarse la paz en Europa, y concursó y ganó el primer premio en pintura del Certamen de Arte Marinero, durante la Feria del Mar. El cuadro ganador del concurso (FV, 12-12-2015) lo adquirió el Ayuntamiento por 5.000 pesetas.

Por "El Pueblo Gallego" se sabe que expuso en la rotonda del Casino, la galería viguesa de arte más activa, entre el 11 y el 18 de noviembre, con gran número de visitantes y éxito de ventas. Una de las obras expuestas la adquirió el alcalde Suárez Llanos, y luce en casa de su hija Mercedes.

Hasta aquí lo que se conoce del paso de Karel Holemans por Vigo. El resto es pura conjetura, en la que vamos a adentrarnos.

Existen ejemplos que corroboran que Vigo fue puerto de salida de alemanes, nazis y colaboracionistas, que por algún tiempo residieron en la ciudad. Algunos embarcaron hacia Sudamérica, otros se ocultaron hasta que amainó la tormenta de los juicios contra los criminales de la II Guerra Mundial, ya que con comienzo de la guerra fría se relajó la atención.

El segundo caso es el de Holemans, que logra sobrevivir y rehacer su vida en España.

El 20 de noviembre de 1945, sólo dos días después de clausurar la exposición del Casino, empieza en Nuremberg el juicio contra los autores de las atrocidades nazis. Los lectores de Faro recibirán a diario y en exclusiva las espléndidas crónicas de lo que acontece, del corresponsal de Efe, José Luís Navarro.

Es verosímil que la ocultación de Holemans esté relacionada con el juicio de Nuremberg.

¿Pero quién le ayudó en Vigo? Estaba perseguido y era un apátrida, puesto que ni su país ni Alemania lo reconocían como ciudadano. Aunque contase con simpatías en parte de la importante colonia alemana que residía en Vigo, que ayudó a compatriotas huidos, él no era de los suyos.

Luego el apoyo que le permitió permanecer libre se debe a su condición de templario, miembro de la Orden Soberana y Militar del Templo de Jerusalén, en la que era considerado un héroe.

¿Quiénes eran los templarios vigueses? El hijo de Holemans apunta hacia el Dr. Adrio Mateo, un médico de gran prestigio -"eminente médico vigués", lo califican los periódicos-, reconocido cardiólogo. José Antonio Adrio es quien, por ser apátrida el pintor, actúa en su nombre para recibir el pago del cuadro que compró el Ayuntamiento.

Es con estos apoyos, mediante la venta de cuadros, con los que sobrevive hasta su marcha a Bilbao, donde se encuentra en el verano de 1946, antes de su traslado a Barcelona donde fijará la residencia y recomenzará una nueva vida.

En suma, la de Holemans es una biografía apasionante y turbulenta, como la de otros nazis o proalemanes que lograron escapar tras el horror de la guerra. Son historias que sólo llegan al gran público cuando se reescriben como biografías, Memorias -algunos las contaron en primera persona-, o noveladas.

Vigo guarda muchos misterios de estos nazis fugados. Por desgracia para la documentación histórica, la mayoría definitivamente perdidos, porque se ha olvidado el recuerdo y no quedan testimonios.

Por eso cobra aún más valor la biografía reencontrada de Karel Holemans que, además de su valor intrínseco, sirve de ejemplo de lo que ocurrió en la posguerra europea en Vigo.

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