En Vigo están seis de las diez mayores pesqueras de España. Cualquiera que se asome a uno de los balcones de la ciudad, la avenida de Beiramar, puede dudar de la primera afirmación. La zona, que llegó a albergar grandes alianzas entre armadores y conserveros, agoniza entre letreros calcinados o mohosos que despiertan la nostalgia en cualquiera. Pero el Puerto de Vigo tiene no solo herramientas para no entregarse a la morriña, sino la responsabilidad de recuperar un emblema para la ciudad y el sector.