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Prof. Economía Aplicada y grupo GEN de investigación de la Universidade de Vigo

¿De dónde venimos y a dónde vamos?

El análisis de cualquier presupuesto público precisa de, al menos, dos lecturas diferentes. La primera debe tener en cuenta las previsiones de ingresos y de gastos para el próximo ejercicio, analizando qué partidas recogen unas mejores cifras, tras las caídas presupuestarias, lo que supone realizar una "foto fija". La segunda, que exige un trabajo mayor, consiste en ver como estábamos cuando comenzó la crisis económica y como quedamos con las nuevas previsiones. A diferencia de la primera lectura, esta segunda permite señalar con mayor detalle el esfuerzo presupuestario realizado, ya que tiene en cuenta el "histórico" del gasto.

Vayamos por partes. Según la información presentada por la Consellería de Economía, el presupuesto del gasto no financiero en 2016 para Galicia ascenderá a 8.804 millones de euros, un 4,3% más que en 2015, lo que sin duda es una buena noticia, teniendo en cuenta los descensos de los últimos años. Los gastos de capital son los que más aumentan (13,9%), dato que contrasta con el gasto corriente (que incluye el gasto social), que recoge un tímida subida del 2,7%, debido al fuerte descenso de los gastos financieros y el fondo de contingencia.

Para que todos salgamos de la crisis hay que destinar recursos al gasto social. Esta partida recoge un aumento de 282 millones de euros respecto a 2015. En política social se destinará algo más de 324 millones de euros para la atención a la dependencia y 20 millones de euros para el plan social de lucha contra la desigualdad. Estas dotaciones, sin embargo, no parecen suficientes para dos programas de atención social, que han experimentado fuertes recortes durante los siete últimos años, a lo que hay que añadir el creciente proceso de envejecimiento en nuestra Comunidad Autónoma que diluye el incremento de aportación presupuestaria.

También se incrementa la dotación del Plan de Empleo Juvenil, que cuanto menos necesita de una importante reformulación visto los tibios resultados recogidos. Además, se dotan 3,2 millones de euros para modernizar el servicio público de empleo, una cuantía a todas luces insuficiente si se tienen en cuenta la reducida capacidad de este organismo público, debido a la falta de medios, para encontrar un trabajo a los demandantes de empleo. Lo mismo se pude señalar para los 3 millones de euros destinados a incentivos a la contratación, son dotaciones muy pequeñas.

Por otra parte, en materia de inversiones, se siguen comprobando importantes diferencias a nivel provincial, así A Coruña y Pontevedra, con 566 y 437 millones, son las dos provincias que reciben una mayor inversión. Por el contrario, Lugo y, especialmente, Ourense, son las dos provincias con menor inversión (246 y 119 millones de euros). Las diferencias deberían no ser tan grandes.

Tras este primer análisis es necesario delimitar de dónde venimos y a dónde vamos. Si se suman todos los gastos, el monto total presupuestado para 2016 asciende a algo más de 10.037 millones de euros, una cifra muy alejada de los 11.685 millones de euros que se manejaban para 2010, aunque, todo hay que decirlo, supone un incremento del 500 millones en relación a 2015. Del total del gasto, 3.547 millones se destinarán a sanidad y 2.405 en educación, que muestran un aumento de 140 y 100 millones de euros, respectivamente, en relación al presupuesto del año pasado. Sin embargo, en 2010 el gasto sanitario era de 3.679 millones de euros (132 millones más que para 2016), cuando ahora la población está mucho más envejecida y las necesidades son mayores.

En cuanto a la deuda pública, el presupuesto de la Xunta para 2016 dedicará casi 1.600 millones de euros (lo que representa el 67% de todo el presupuesto destinado a educación), cuando en 2010 se dotaron 673 millones (927 millones menos que en 2016), debido al elevado crecimiento de esta partida desde hace más de un quinquenio. Por cierto, el presupuesto per cápita en Galicia fue en 2010 de 4.180 euros. En 2016 será de 3.720 euros per cápita. La crisis ha pasado factura a las cuentas autonómicas.

Paralelamente, el presupuesto de ingresos no financieros recoge un aumento del 6,7% y todo esto a pesar de la previsible reducción de la carga fiscal en Galicia (tramo autonómico del Impuesto sobre la Renta de la Personas Físicas, en el Impuesto de Sucesiones y Donaciones y en transmisiones en el rural). Total 140 millones menos de euros de recaudación fiscal. Para 2016 la Consellería de Facenda ha estimado unos beneficios fiscales de 364 millones de euros. Habrá que ver cómo se puede conjugar esta rebaja fiscal con la necesidad de recuperar los niveles de bienestar que se tenían antes de la crisis y el pago de la deuda pública.

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