Así que algo se ha ganado si al final la culpa no era de esas decenas de miles de vigueses "irresponsables" que salieron a la calle en una histórica manifestación, cuando un mes después Feijoó destituye a la conselleira del ramo, admite deficiencias en el traslado y le encomienda al sustituto subsanarlas para que el Cunqueiro funcione mejor.

Arreglar lo que se ha hecho mal es esencial. Toca aportar soluciones. De igual modo debe desatascarse ya -sin demoras- el Área Metropolitana, otra pieza clave para el futuro de Vigo y cuyo retraso nada justifica. Esa es la verdadera prueba del algodón: si la Xunta la va a aprobar ya o va a seguir dando largas para al final decir que no se puede hacer.