Sería conveniente poner a cocer (lo que cuece, mengua) las declaraciones de Xabi Alonso al "Sport Bild", el deportivo alemán de mayor tirada y también el más sensacionalista. Declaraciones en las que el donostiarra, que abandonaba precipitadamente el Real Madrid en la pretemporada y por la puerta trasera de las urgencias, no dejaba precisamente en muy buen lugar a dos de sus excompañeros como Iker Casillas y Cristiano Ronaldo al afirmar no haber jugado nunca con un portero mejor que el alemán Neuer, su actual compañero en el Bayern, para quien, de paso, pedía la concesión del "Balón de Oro".
Alonso, ex de la Real Sociedad, Liverpool y Real Madrid, no deja de ser el ejemplo perfecto del perfecto futbolista. Es decir, de aquel que se olvida del anterior escudo en cuanto uno nuevo le mejora el sueldo. Y el de Tolosa, que sabe bastante de cambios, se ha unido a la coral bávara que pide el "Balón de Oro" para Neuer aunque tampoco habría que olvidar que, como buen mercenario del fútbol, en su día lo pidió para CR.
Reconocía recientemente Xabi Alonso a su paisano Iñaki Gabilondo que "No soy madridista de cuna, soy madridista adoptado". Es decir, quiero a quien me paga. Y ahora le paga el Bayern. Pero se trata además de pasar factura a un Iker Casillas con el que nunca congenió y que, al parecer, tampoco le defendió lo más mínimo dentro del vestuario merengue cuando los supuestos líos de faldas obligaban al donostiarra a hacer las maletas a toda prisa para aceptar la oferta de Guardiola.
Alonso, un tipo al que le gustaba pasearse por la zona mixta del Bernabeu con un ejemplar del libro "!Indignaos!", de Stéphene Hessel, un progre amante del lujo, imagen del buen vestir, ya tuvo una salida poco digna de la selección cuando culpaba a sus propios compañeros de que "mentalmente no estábamos preparados y físicamente estábamos justos". Ahora su desplante a Casillas y CR le borrará del álbum del madridismo. Pero ya se sabe. Esto es deporte y quien paga siempre tiene la razón. Otro Alonso, Fernando, ponía ayer término a una relación con Ferrari que en su momento creyó eterna y todo apunta a que regresará a una McLaren de la que en su día salió echando pestes, y ni Messi se atreve a decir que acabará sus días en el Barcelona.
