Quizás en algún momento histórico el voto de los parlamentarios siempre expresaba si estaban a favor o en contra de la ley o resolución propuesta. No es el caso hoy en día cuando, para empezar, los parlamentarios no votan lo que piensan sino lo que manda el capataz, y además, muchas veces el sentido del voto no tiene nada que ver con el contenido, sentido o finalidad de aquello que se vota, sino con objetivos como castigar al Gobierno, hacer visible una alianza, expresar un malestar, insinuar una amenaza o hacerse notar a las crónicas. Este será el caso de la ley de abdicación, según todos los indicios.

La ley dice que Juan Carlos I abdica la Corona. No dice nada más. Es una ley un poco absurda, porque quien abdica es él y la decisión es bien suya, pero se complicaron la vida al redactar la Constitución y ahora resulta que hace falta una ley orgánica. Para ver el absurdo de la situación solo hay que preguntarse: ¿qué pasaría si las Cortes votan que no? ¿Juan Carlos debería continuar en el cargo contra su voluntad?

Admitamos esta lógica y digamos que las Cortes tienen el derecho de no aceptar la renuncia real, y que el monarca, por sentido del deber, obedecería y continuaría reinando. En este caso, lo que se votará en el Congreso y en el Senado es si se produce el relevo de Juan Carlos por Felipe, o si se deja para más adelante. Votar que sí es votar a favor de que Felipe sea rey. Votar que no es votar a favor que lo continúe siendo Juan Carlos. Ninguna de las dos opciones no implica pronunciarse en contra de la monarquía y a favor de la república. Se vota si Juan Carlos o Felipe, y los votos a favor de que Juan Carlos continúe siendo rey llegarán curiosamente de diputados y partidos que quieren la república y desean un referéndum sobre la forma de estado. Deben de ser los famosos "republicanos juancarlistas".

Si un diputado quiere la república y que no haya rey, y tanto le da quién lleve la corona, lo más lógico es que no vaya a votar o que se abstenga. Pero la abstención anunciada de CiU no se debe de a esto, sino que expresa la queja porque el PP no les ha consultado esta ley como lo hizo con el PSOE. En cambio, el PNV se abstendrá porque les da lo mismo Juan Carlos como Felipe: se distancian de la Constitución y piensan que la república es un sistema "más de acuerdo con el siglo XXI". Y esa es una abstención bastante coherente. Es la posición que hubieran debido adoptar los republicanos.