El término lobby se vincula a las redes ocultas de influencias con las instituciones.

Con el auge del nacional-populismo de la ultraderecha europea Bruselas se va a convertir en el paraíso del lobismo, en un momento en que la UE va a ser campo abonado para el libremercado del Tratado Transatlántico. Algunos de estos lobbies de presión tienen la fuerza necesaria para aconsejar decididamente la producción de leyes a la medida de intereses no públicos, utilizando los poderes institucionales y el dominio mediático sobre la opinión pública. Por ejemplo, la adjudicación con artilugios legales de cuotas agrícolas y pesqueras sin negociar, el Tax Lease de primera para países nórdicos y de segunda para España, hace ver que estos grupos de presión ya han penetrado hace tiempo en el corazón de la institución europea. Si no se remedia, la UE estará en manos de consultoras, agencias de calificación y grupos financieros que lo controlan todo.

¿Están preparados los organismos de la Unión Europea para combatir la corrupción de los grupos de presión internacionales? ¿Es ajena la institución europea al cohecho y a la prevaricación? Lo cierto es que este reino de los lobbies es una jungla sin ley, pues es sabido que existe un oscuro mundo del lobbying en Bruselas que utiliza tácticas poco éticas que ya rozan la ilegalidad, proponiendo enmiendas, participando en la redacción de iniciativas legislativas de la Comisión Europea y trabajando como expertos colaboradores en las futuras normas sectoriales.

Estos gobiernos en la sombra están regentados por los lobbies, personajes que conocen con rigor el funcionamiento y la permeabilidad del entramado europeo, muchos de ellos han sido diputados en pasadas legislaturas y fichados por grandes empresas o grupos de presión, despachos de abogados, especuladores financieros y muchas organizaciones más que hacen tráfico de influencias con capacidad de incidir en las decisiones comunitarias.

Un total aproximado de 30.000 lobbies trabajan en Bruselas y ya dejan atrás a Washington, que era el centro mundial de los grupos de presión. Solo en el Parlamento Europeo existen más de 3.000 lobistas con acreditación y acceso permanente a una Eurocámara de 751 eurodiputados, que producen el 80% de las normas que afectan a 500 millones de europeos.

La seguridad de los alimentos está servida, pero también la multimillonaria venta de productos farmacéuticos, industrias aeroespacial y de armas, así como la política exterior de la UE hacia los conflictos palestino-israelí, Irán, Ucrania, Irán, Siria? Todos los sectores industriales del globo tienen su propio grupo de presión en Bruselas, que actúan directamente o a través de tapaderas sin ánimo de lucro: ONGs, iglesias, grupos de reflexión y otros instrumentos de conciencia que publican sibilinos informes cuyas conclusiones favorecen a aquellos intereses.

Además, estos lobbies tienen empresas con tiburones del márketing especializados en manipular previamente a la opinión pública, estimulando estados de opinión controvertidos con temas secundarios para distraer y actuar muchas veces de manera desapercibida. Es posible que detrás de algo que suena tan bien como cierta investigación contra el cáncer haya una firma farmacéutica.

La crema de los intereses europeos está en medio de un sándwich con una tapadera política y una base lobista. El entramado lobista recaba informes y presiona para favorecer el carácter criminal del fundamentalismo de ciertos mercados, creando las condiciones para que una casta política de Bruselas y Berlín dicte el desmantelamiento de los derechos laborales, los sistemas de salud y educación o la subasta de los bienes públicos con la ayuda imprescindible de todos los Gobiernos europeos. Pero los grandes mercados se han vuelto insaciables y ahora, tras las elecciones al Parlamento Europeo, las cosas ya no volverán a ser como antes. Hoy un renovado ejército de lobistas mercenarios se está instalando en las discretas trincheras del Barrio Europeo de Bruselas, dividido en secciones de influencia financiera, clima, alimentación, biotecnología, defensa, entre otros. Están aguardando la llegada de los nuevos miembros para influir con sus dádivas en la decisión política y la legislación favorable, a través de las distintas Comisiones al mercado de ciertas empresas transnacionales.